Que los niños se portan mal, de vez en cuando, y más de lo que a los padres les gustaría, no es nada nuevo. Lo sorprendente sería en todo caso, que los pequeños de la casa siempre se comportaran de acuerdo a las normas que imperan en el hogar. La principal tarea como padres en este sentido, es que nunca pasen la línea que separa la confianza entre ellos y sus hijos, de la mala conducta y la rebeldía. Esto nos ayudará a mantener una relación sana entre las mentiras y los niños.
¿Cuándo preocuparnos, como padres?
Los principales problemas conductuales en los menores aparecen en torno a los 2 años de edad. En esta etapa, que se denomina, la del encuentro con el Yo, el niño comienza a experimentar el proceso que le llevará a la autonomía.Uno de los rasgos más comunes que acompañará al niño durante años, es la capacidad para inventar, mentir o exagerar sobre situaciones. Te contamos más sobre las mentiras y los niños. A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que ser padres, no es tarea sencilla y que herramientas como la disciplina, la paciencia, la autoconfianza y el tesón, son básicas para que la paternidad y la crianza de tus hijos se desarrolle normalmente. Sin embargo, a veces no todos esos esfuerzos por parte de papá y de mamá se traducen en éxito en relación a la educación de los niños.
Los expertos señalan que el comportamiento de las mentiras en los niños son normales, los comportamientos negativos puntuales en un largo periodo de tiempo o etapa. Pero si los malos modos, contestaciones y obras, en general persisten en el tiempo más de lo que deberían, es cuando hay que ponerse manos a la obra.
¿Por qué mienten?
La mentira es una característica propia de momentos de la infancia en los que el niño, por varias razones, decide emplear este recurso. ?Por qué mienten los niños? Buena pregunta para la que existen varias teorías, todas ellas muy razonables, teniendo en cuenta que los pequeños no tienen madurez ni conciencia suficiente sobre las repercusiones de una mala conducta. Por tanto, actúan debido a otros condicionantes.
Una de las tendencias psicológicas más importantes señala que los niños mienten generalmente debido a frustración. La frustración es un sentimiento que surge cuando ocurre algo que no esperábamos y que no es de nuestro agrado, ademáss e intensifica cuando sabemos que no podemos hacer nada para cambiarlo. Esto es el pan de cada día para muchos niños que tienen que cumplir ciertas normas que no les gustan. Comer cuándo y lo que mamá y papá digan, ducharse antes de ir a dormir, hacer las tareas escolares,etc.
Hasta los 4 años de edad, el niño sabe que cuando hace algo que los padres le han prohíbido previamente, va a ser reprendido o castigado, por lo que muchas veces decide ocultarlo o evitarlo. Es en torno a los 6 o 7 años cuando el niño empieza a tener conciencia de que ha mentido y se siente mal por ello, pero decide no contarlo.
Aprenden a menudo, de los adultos
Otras razones, más profundas, con respecto a la frustración de la que hablábamos, son:
Imitación a los mayores. Los niños tienen a sus padres y a los adultos en general, como referentes para lo bueno pero también para lo malo. Por ello, en muchos casos cuando mienten , es porque lo han visto previamente en sus tutores.
Si vemos que el niño asegura que los mayores también mienten, cuando es pillado in fraganti, hay que dejarle claro que aún así no está bien, y que los mayores que mienten, hacen muy mal. Además, no mentir delante de ellos o intentar que no se percaten de estos hechos puntuales.
Para complacer a alguien. Es otra actitud muy recurrente en los menores, que también adquireen de los adultos. En las relaciones sociales florecen los cumplidos, halagos e incluso, pequeñas mentiras, bien para complacer a una persona que nos interesa, bien para conseguir algo.
En las mediaciones de carácter personal y emocional, los cumplidos están mejor vistos, pues el bien que pretendemos conseguir no es material, sino espiritual. Hay que motivar al niño a que sea espontáneo y sincero, pero conserve unas pautas de educación y saber estar que iremos enseñándole a medida que se hace mayor. Enseñarles el matiz entre ser buena persona y mentir para aparentar serlo más, es vital para que los niños comprendan que mentir nunca debe ser una opción.
Para conseguir más atención. Si el niño no se siente debidamente atendido o escuchado, a menudo reaccionará fingiendo dolencias o mintiendo sobre hechos para generar expectación en su entorno y que así sus padres el hagan caso. Lo que se debe hacer en estos casos, es dedicar más tiempo, atención y cariño al niño. Así no sentirá la necesidad de recurrir a la exageración o mentira.
Para evitar ser castigados. Es la principal razón que se esconde tras la mentira de un niño. Como decíamos, el menor va siendo conocedor de las repercusiones que tendrá su mala conducta, y por ello esconde la mentira todo el tiempo que pueda o crea necesario, pues, en algunos casos se arrepienten y ellos mismos deciden contarlo debido a la presión externa.
De cualquier forma, hay que dejarles claro que siempre vais a preferir la verdad por delante, la honestidad y la humildad, antes que cualquier mentira, por pequeña que sea. Otro aspecto importante a destacar es que, si se enseña al niño a que será más reprendido si miente, que si dice la verdad, por muy 'mala' que sea ésta, será mejor para todos.
Porque no diferencian la verdad de la mentira. Suelen ser casos puntuales, y estos sí que precisan atención psicológica desde el primer momento. Si sospecháis que vuestro hijo es lo suficientemente mayor para ditinguir entre verdad y mentira, y no lo hace, la terapia psicológica le será de gran ayuda.
Agradecimientos: a Maribel González, psicóloga con Máster en Psicología clínica y de la salud y a Psicología infantil.com