Debemos saber que los niños no nacen siendo morales; la moral no es innata y tampoco la podemos imponer desde fuera, sino que es por medio de la relación con los otros -estos otros son primero y fundamentalmente son la familia, y luego también la escuela, otros adultos, los iguales, los medios de comunicación, etc.- donde la podemos ir construyendo.
En este artículo se describe a qué edad comienzan a mentir, por qué lo hacen y se ofrecen algunas pautas para frenar sus embustes.
Pero ¿Por qué mienten los niños?
Cuando se trata de no decir la verdad, las motivaciones infantiles no difieren mucho de las de los adultos. Dependiendo de la edad del niño las razones son diferentes.
Las razones más señaladas son las siguientes:
La fabulación es la creación e imaginación de un mundo imaginario que es relatado como real. Un ejemplo de esto es cuando el pequeño explica tener muchos juguetes porque en realidad tiene muy pocos.
Llamar la atención, inventar una dolencia, falsear sobre un posible problema. El pequeño emplea estos embustes para captar la atención del adulto, en ocasiones, porque se siente desatendido.
Exceso de exigencia. Poner el listón muy alto a los niños puede provocar que mientan para hacer creer a sus padres que están al nivel que les exigen y no defraudarles.
Placer. Un menor quiere conseguir un placer ilícito, sabe cómo utilizar la mentira para obtener algún beneficio o satisfacción personal.
Miedo al castigo. Quieren esconder un error no intencionado, como puede ser, por ejemplo, tirar zumo en un teclado y no querer reconocerlo. también suelen mentir cuando se sienten avergonzados.
En la época preadolescente y adolescente, tienden a hacerlo “para proteger a otros, a sus iguales” o “por proteger su intimidad“.
Las mentiras infantiles, ¿a qué edad empiezan?
La edad en que el niñ@ empieza a mentir suele ser entre los tres y seis años, en ese momento los padres descubren que sus hijos saben cómo manipularles y se empiezan a dar cuenta de que ya no tienen control sobre una parte de la vida de sus hijos.
¿Cuándo se considera un problema?
Todos los niños son fabuladores y actores, ya que tienen una gran imaginación y elaboran un hecho imaginario que es relatado como real. Sin embargo, lo que más debe preocupar a los padres es la mentira compulsiva. Cuando el niño miente sin ninguna razón aparente y con frecuencia. Los padres de estos niños tienden a sospechar y desconfiar de sus hijos, y estos pequeños cada vez se hacen más rebeldes y deshonestos (la pescadilla que se muerde la cola). Aquí hay que buscar las causas y pedir ayuda al psicólogo infantil.
Cómo actuar ante la mentira de nuestros hijos
Hay que recordar que uno de los motivos principales que lleva a un niño a mentir es el miedo. En cierto modo la mentira es una conducta de evitación del castigo. Si se castiga al niño por mentir, los padres corren el riesgo de reforzar el miedo, lo que aumenta la probabilidad de que el pequeño mienta en el futuro.
El niño puede pensar que no lo castigan por mentir sino por descubrir la verdad, y es muy probable que la próxima vez busque formas más sofisticadas de mentir para no ser descubierto.
Así pues, cuando creamos que un niño miente, debemos seguir estos pasos:
Descubrir la causa. Es muy importante averiguar los motivos que le han llevado a mentir. Y asegurarse de que ha mentido, es muy contraproducente acusarle de mentiroso cuando no lo ha sido.
2.Dar ejemplo. Los padres deben ser un buen ejemplo para sus hijos y que no mientan. De acuerdo a las capacidades evolutivas del niño, es conveniente buscar la manera de enseñarle sobre la honestidad, identificar lo real de lo imaginado.
3.Felicitar o premiar al niño que confiesa la verdad. Explicarle que lo que ha hecho no está bien y negociar de forma democrática las consecuencias de sus actos.
4.Favorecer un ambiente de confianza. Así el niño se encontrará cómodo y en libertad para contar sus errores o conductas no adecuadas. Que no sienta que cada vez que habla habrá consecuencias negativas.
5.Los castigos deben ser bien medidos y adecuados a cada falta. Si siempre son demasiado severos, la tentación de no decir la verdad para evitarlos será mayor.
6.El niño necesita conocer que mentir es negativo. Cuando el pequeña miente, no hay que señalarle solo la conducta inadecuada que supone el embuste. También hay que incidir en el efecto que su embuste tiene sobre los demás y las consecuencias que ha podido provocar.
7.Reforzar la autoconfianza del niño para evitar que mienta con el fin de buscar la aprobación de sus compañeros o de otros adultos.
8.No reírse ni admirar nunca las mentiras del niño, aunque parezcan graciosas. Los pequeños no deben apreciar ningún tipo de aprobación o reconocimiento ante un embuste.
9.Dialogar con tus hijos este último punto es un pilar fundamental de familia. En los tiempos que corren, los tiempos de dialogo se han ido acortando estos espacios de comunicación, para que los padres tengan conocimiento de su realidad y de su vida cotidiana, los padres deberán emplear toda su energía en el corto tiempo que les queda a diario para dialogar.
¿Se puede prevenir la mentira?
Una forma de evitar que la mentira se transforme en una obsesión en la edad adulta es “no castigar a los chicos cuando dicen una mentira menor, ya que es propio de la imaginación infantil y forma parte de su maduración”. Los padres deben explicar las diferencias entre fantasía y realidad a los niños/as. El desarrollo de una fantasía muy grande puede llevar a los niños/as a cultivar “otra realidad” inventada que es la puerta a la mentira.
La contribución más importante que pueden hacer los progenitores para educar a un niño sincero es “desarrollar una relación fundada de manera sólida en la confianza”. Para ello, es necesario “demostrarle con regularidad que confiamos en el pequeño”. Además, debemos señalar que el pilar fundamental para evitar la mentira en los niños es la sinceridad. El menor necesita que el entorno familiar y escolar debe premiar la verdadera comunicación y la sinceridad.