Hace bastante tiempo leí un artículo acerca de las excusas que las personas nos poníamos para no realizar nuestras obligaciones. Me horrorizó pero me invitó a reflexionar. Me niego a aceptar que haya cosas que tengamos que hacer por obligación, aunque no queramos, me parece muy subjetivo y una fuente para la creación de juicios de valor entre las personas. El que una persona deba hacer una cosa pero que no la haga (por motivos varios y que solo conocerá ella misma) hace que quede expuesta a juicios por parte de los demás e incluso de sí misma.
No me gusta nada la expresión " tengo que hacer esto", " debo hacer lo otro"... denotan obligación y la obligación va totalmente en contra de nuestros deseos. Hace unos años, una persona muy especial me enseñó que podíamos escoger, que podíamos hacer las cosas porque queríamos y no porque debíamos y que además, tan solo con cambiar las palabras tengo o debo por un quiero o me gustaría, nuestros pensamientos también cambiaban. Y es cierto.
Empecé simplemente por sustituir esas palabras e intentar desterrarlas de mi vocabulario. Más tarde me encontré decidiendo sobre lo que quería hacer en cada momento, evidentemente dentro de mis rutinas y mi vida diaria, con un orden. Por ejemplo, hace mucho tiempo que no hago deporte, concretamente más de 5 años. El deporte es bueno para la salud, mejora el estado de ánimo y va fenómeno para la circulación de las piernas, pero cansa. Y hasta hace relativamente poco, yo No Quería hacer deporte por ese "pequeño" detalle: Que cansa, y yo de cansancio he andado sobradísima!
No necesitaba endorfinas, necesitaba mi cama cada noche durante 8 horas!!! Y lo que tenía eran 2, 3, 4, 5 despertares cada noche. Así que durante el día, en lo último que pensaba era en irme a una clase de aeróbic o a correr 3 kilómetros (os prometo que solo de pensarlo me entraban sudores fríos). Desde el punto de vista de la obligación de hacer las cosas cualquiera podría juzgarme y pensar de mi que soy una vaga que no me muevo del sofá, pero desde un punto de vista que contempla la elección de las personas esto no ocurriría.
Al dejar de utilizar la expresión "tengo que..." dejé de hacer listas de obligaciones para el día y empecé a pensar en qué cosas eran las que quería hacer. De mi lista de tareas para cada día desaparecieron el "planchar", "limpiar a fondo la cocina", "ordenar los armarios".....cosas, por cierto, bastante difíciles de cumplir cuando tienes niños, por lo que cada vez que te planteas una limpieza a fondo, o eliminar esa montaña de plancha de un sola vez, y al final del día ves que no lo has logrado y que lo vuelves a poner en la lista de tareas para mañana te cabreas como una mona, te frustras y acabas pensando que no te sabes organizar. Y las cosas que más te gustan hacer se van posponiendo para otro día, y para el otro.....
Y dirás ... ¿Y con el trabajo qué? Si el trabajo sí que es algo que tengo que hacer, que no lo hago porque quiera ..... ¿verdad? Bueno, pues creo, y es solo mi opinión, que también se le puede aplicar. Realmente nadie nos obliga a ir a trabajar, podríamos elegir no trabajar y vivir de otra manera, o cambiar de trabajo y apostar por realizar nuestro sueño, o combinar nuestro trabajo con nuestro hobbie hasta hacerlo nuestro trabajo.
Cuando nuestra elección es trabajar para una empresa también existen unos buenos motivos para que nos levantemos cada mañana para ir a trabajar: un sueldo a final de mes que nos proporcione una cierta seguridad, un horario más o menos previsible, que justo ese trabajo sea el trabajo que más nos guste hacer en la vida.... ¿Que ojalá nos tocara el euromillón o la primitiva y pudiéramos no trabajar pero disponer de todo el dinero que nos gustaría el resto de la vida? Pues si, pero mientras tanto, quizá se nos haga mas llevadero pensar que es nuestra elección, que tenemos nuestros motivos para aguantar a nuestro jefe y que, en definitiva, es lo que queremos hacer.
Creo que no hay nada que tengamos que hacer por obligación y que realmente, todo está en nuestras manos y podemos decidir libremente. Si nos hacemos responsables de nuestras decisiones podremos escoger lo qué queremos hacer y en el momento en que lo queremos hacer. Y solo con eso nos sentiremos más cómodos haciendo esa tarea porque sabremos que lo estamos haciendo porque queremos, que el poder está en nosotros mismo y no somos ninguna víctima de las circunstancias ni de las obligaciones.
Podemos decidir no querer hacer muchas cosas para poder hacer otras cuantas, pero esa decisión será propia de cada persona y estará motivada por muchas razones. Así que si empiezas a utilizar la palabra quiero: "quiero ir a trabajar (para que no me despidan ... por ejemplo), "quiero limpiar" (porque esto ya está en unos niveles de suciedad "x") o "quiero hacer ejercicio" (porque necesito activar la circulación) notarás como te sientes más dueñ@ de tu vida. ¿Engañar a la mente con un juego de palabras? Puede que sí, pero en realidad siempre puedes elegir la otra opción, tan solo que puede que con esa opción vengan asociadas otras cosas que puede que quieras o no quieras recibir.... la decisión es tuya.
¡Te invito a que hagas la prueba! ¿Qué vas/quieres a hacer mañana? ;)