"Os llenaría de besos a todas horas; os repetiría 1000 veces al día lo mucho que os quiero; jugaríamos a piratas, construiríamos cabañas y haríamos carreras de coches; si me dijeran que me queda poco tiempo de vida querría pasarlo a vuestro lado. No podría separarme ni un minuto de vosotros.
Me olvidaría de lo sucia que esta la casa (aún más de lo que ya me intento olvidar o pagaría a alguien para que nos la limpiara) y así concentrarme mucho más en vosotros. Os pediría vuestra ayuda para todo, porque vosotros sin saberlo, me ayudáis mucho. Os hablaría del amor, del miedo, de la vida, de la muerte; os explicaría que no estabais en mi barriga "desde siempre" como pensáis,; os diría lo mucho que confío en vosotros y que se que vais a ser dos hombres extraordinarios.
¡Me quedarían tantas cosas que enseñaros!
Me tomaría muchos momentos para mi y me cuidaría todo lo que pudiera, para que cuando estuviésemos juntos pasáramos ratos realmente agradables, con vuestras peleas y conflictos, con vuestras iniciativas que me vuelven loca, con vuestras risas y vuestras voces altas, pero con la capacidad de entender que sois niños y que todo lo que hacéis es justo lo que os toca hacer.
Nos iríamos a la playa y nos haríamos miles de fotos para que nunca olvidarais como era. Intentaría ir a todos esos sitios que, por pereza y poco valor, aun no hemos ido juntos. Volveríamos al "Tibidabo" y os explicaría por qué era mi lugar favorito cuando yo era niña, que no lo olvidarais y que siempre podríais visitarlo o mirar hacia la montaña para encontrarme entre las nubes.
Os escribiría una carta a cada uno para contaros lo especiales que sois, lo que os hace únicos e irrepetibles, y os pediría que la leyerais a menudo y que, de vez en cuando, me escribierais a mi también. Si nos quedara poco tiempo para estar juntos solo querría daros mi amor y mi tiempo, y os miraría tan profundamente que vuestra imagen se quedaría gravada en mi alma para siempre y la llevaría conmigo allá dónde sea que vayamos después de la vida".
Hoy escribo esta carta a mis hijos porque he sentido la necesidad de hacerlo (como cuando les escribí esta otra carta que puedes leer aquí). La noticia de que una mamá de mi barrio se ha marchado al cielo me ha hecho plantearme muchas cosas. He sentido mucha tristeza por que dos angelitos un poco mayores que mis niños no crecerán con su mamá al lado. He sentido mucha pena imaginando qué habrá pensado ella al ver sus posibilidades de vivir agotadas. Era una persona que conocía poco pero que siempre colaboraba en las actividades que el AMPA organizaba para la guardería de mis niños y allí coincidí con ella. Era la que cosía los disfraces, la que cogía el coche e iba a comprar a dónde hiciera falta. La recuerdo bien aunque no nos unía una amistad.
La vida no espera, tan solo fluye y corre muy deprisa. Si me dijeran que me queda poco tiempo de vida haría muchas cosas que hoy no estoy haciendo y me dejaría de preocupar por muchas otras por las que hoy me preocupo ¿Por que? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué tomarían importancia muchas cosas que hoy no la tienen?
¿Por que no invertir el orden de prioridades en nuestra vida y hacer las cosas que realmente y de corazón queremos hacer?... esas cosas que, si nos dijeran que nos queda poco tiempo de vida valoraríamos más que ninguna otra.
Está claro que hay muchas cosas que mientras estemos aquí necesitamos seguir haciendo: trabajar, limpiar, educar a los niños con límites, comer lo más sano posible ....pero hay otras que no son tan importantes y que, si nos liberáramos de ellas, viviríamos mucho más felices. Y cada cual tendrá sus prioridades y sus "cosas" importantes que mantener y las no tan importantes de las que deshacerse, pero algo de lo que deshacernos que seguro que la mayoría tenemos en común son las preocupaciones innecesarias. El darle vueltas a problemas una y otra vez sin enfocarnos en las soluciones y el no aceptar el error y las adversidades como parte natural de la vida.
Todo lo que ocurre a mi alrededor lo tomo como una oportunidad que me da la vida para aprender y cambiar algo en mi día a día que me ayude a ser más feliz. Mis hijos me están enseñando a tomarme las cosas así, y la disciplina positiva me ha dado (me está dando) las herramientas que necesito para poder hacerlo en la práctica. Ya expliqué lo que significa la Disciplina Positiva en este artículo, y que para mi es una filosofía de vida, un actitud frente a las adversidades, una manera de relacionarse positivamente con todo el mundo, ¡incluso con la pareja! (como expliqué también en este otro articulo: "Cuando mamá y papá no se ponen de acuerdo).
Si hasta ahora estaba intentando disfrutar más de los niños, enfadarme menos y cuidarme más para estar mejor, creo que en estos últimos días ha cobrado más sentido para mi.
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