Hoy escribo un poco desde la tristeza y sobre todo desde la desilusión. Resulta que la semana pasada tuve una revelación y empecé a pensar que quizá no soy yo la que dirige la educación de mi hija (con esto no quiero decir que su padre no tenga nada que decir claro está que tiene el mismo derecho que una servidora). Os explico la situación.
Hasta ahora, hemos decidido que nuestra hija comenzase a alimentarse directamente con sólidos y, no es que tuviésemos un aluvión de críticas pero si que hemos tenido unos cuantos comentarios encaminados a que igual nuestra idea no era tan buena.
Después decidimos apuntar a la niña a la guardería (a empezado este curso) y aquí si que tuvimos algún reproche. Es que es muy pequeña, va a ponerse mala cada dos por tres, es que lo pasan muy mal,... Incluso nos ha salido una canguro a la que de vez en cuando hemos de recordarle que es nuestra hija y somos nosotros los que nos tenemos que hacer cargo de ella y decidir lo que queremos hacer.
Lo último es que, como mi hija ya tiene casi 14 meses, debería dejar ya la teta. Aquí ya he sido muy tajante y después de meses intentando razonar, el fin de semana pasado solté un: ¡Tomará teta hasta que me de la gana y la única que puede decir algo al respecto es mi hija!
Pero ahora que mi hija ya ha cumplido su primer año y hemos de empezar a educar y no solo a cubrir sus necesidades, empezamos a tener otro problema. Me parece bien que mi marido no este de acuerdo en todo lo que propongo, es su hija y tiene todo el derecho del mundo a opinar sobre su educación y hacer lo que el crea más conveniente para su hija. Además, solemos hablar mucho y por lo general llegamos a buenos acuerdos así que no me supone un problema.
El problema es cuando tu te decantas por un estilo de crianza y ves que a tu alrededor, nadie te sigue e incluso te toman por tonta, como si no supieses cómo has de criar a tu hija, o hacen comparaciones con otras personas para que veas lo bien que lo hacen ellos y las sandeces que tu dices. Detallo un poco para que entendáis de qué hablo:
En casa la niña se mueve sola de un lado a otro sin que nadie la persiga y cuando estamos en algún sitio donde tenemos confianza (casa de parientes por ejemplo) hacemos lo mismo si vemos que el sitio lo permite. El tema es que siempre hay alguien que, este en su casa o en la nuestra, no la deja ni a sol ni a sombra, por no decir que le coge de la muñeca para caminar (nosotros le ofrecemos la mano y ella decide si quiere ayuda o no), le forma un escudo protector alrededor por si se cae (los niños se caen, es inevitable y es la única forma de aprender), nos dice frases como: cuidado que la niña ha cogido esto, que esta haciendo lo otro... y no, no tenemos graves problemas de visión (un poco de miopía pero ya esta) pero si no esta haciendo algo peligroso de verdad, quizá prefiero dejar que explore.
Si la niña toca algo que no debe y decidimos apartarle la mano y explicarle tranquilamente porqué no ha de tocarlo, ya salta la lista de turno que suelta un: pues la hija de fulanita tocaba los cubos de basura y su madre le dio un susto para que no volviese a hacerlo, ahora da un rodeo para no pasar al lado de los cubos (soy la única a la que le parece contraproducente?) o como la niña tocaba esto y no tenia que hacerlo, le dio en la mano. No me voy a meter con el estilo de crianza de nadie pero creo que nadie puede criticarme porque mi primera opción no sea golpear la mano de mi hija (por muy flojo que le dé).Y ahora os explico lo que me he encontrado que me ha dejado bastante desanimada. Resulta que hace un tiempo que estoy leyendo artículos y posts sobre la idea de alentar en lugar de alabar (la idea de "muy bien " para que nos entendamos) y me ha parecido muy razonable eso de hablar e incluso alabar el camino en lugar del resultado así que me he decidido a aplicarlo (aunque me esta costando horrores he de admitirlo). El problema es que las abuelas no lo aplican para nada y mi madre llegó a decirme que en su casa se le diría "muy bien" y que yo en la mía hiciese lo que me diese la gana así que os podéis imaginar. Con mi suegra ni lo he intentado ya que aún me cuesta más que entienda este tipo de cosas (lo del BLW todavía no lo tiene claro al 100%).
Y después de esto, la niña empieza la guardería y me doy cuenta de que cada pequeño paso es premiado con un "muy bien" por parte de las maestras. Así que mi razonamiento es el siguiente: mi hija pasará 5 horas al día en la guardería de lunes a viernes y 2-3 tardes a la semana con sus abuelas. Lo que deja mi aportación en algo bastante escaso me acaba pareciendo. Y el fin de semana, también vamos de visita a ver a los abuelos con lo cual, aunque la mayoría del tiempo esta con nosotros, no se hasta que punto voy a poder hacer lo suficiente.
A esto se junta la experiencia de algunos padres que me han explicado que su hijo/a a comenzado a usar más el chupete al ir a la guardería o que han cogido una determinada manía. Mi hija desde que va a la guardería, ha empezado a llorar diciendo "mama" cosa que no hacía antes, por no hablar de las costumbres que esta pillando de algún miembro de la familia. Así que mi pregunta es la siguiente: ¿Realmente los padres tenemos potestad para escoger la educación de nuestros hijos en cuanto dependemos de otros para cuidarlos? Me temo que mi respuesta es que no aunque supongo que dejar a nuestros hijos a cargo de otras personas, implica que confiamos en estas y que aceptamos en parte su educación. Aún así, yo seguiré intentando hacer las cosas a mi manera aunque puede que no sirva de mucho.
¿Vosotr@s qué creéis? ¿Realmente somos los padres los que escogemos la educación de nuestros hijos? ¿Creéis que tenemos suficiente influencia en ellos aunque pasen 5h al día en la guardería?