Os cuento cómo va el tema de la adaptación en la guardería de nuestra peque. Ella empezó el día 8 de setiembre y los primeros 2 días (comenzó un jueves) solo fue 1h a clase con 2 compañeros. La maestra dividió a los niños en tres grupos (en realidad escogimos los padres el grupo) y a cada grupo se le asignó una hora. Durante estos dos días, la idea es que la niña pudiese estar con sus padres y en la guardería para que pudiese crear nuevas figuras de confianza (las maestras) y se pudiese familiarizar con el ambiente. Así que estos primeros días estuvimos casi todo el tiempo los 3 en la clase (I, su padre y una servidora) y la peque se quedó sola unos 10 minutos más o menos en los que no paraba de llorar.
La semana siguiente continuamos con el mismo patrón pero fuimos aumentando el tiempo que pasaba sola en la guardería y a finales de semana, también aumentamos el tiempo total (el que pasaba con nosotros sumado al que pasaba sola). He de decir que el hecho de encontrarme a mi hija llorando cuando iba a recogerla y que me dijesen que había estado así todo el tiempo sumado a mucha desinformación por parte de la guardería sobre cuando comenzaría el periodo escolar y quien sería la tutora de mi hija, hizo que me replantease muchas cosas. La suerte fue que la tutora nos cayó bien en seguida a los 3 y el mismo día que la conocimos (en la reunión) I le echó los brazos para que la ayudase a tocar un adorno que estaba colgando del techo. Nos pareció una persona bastante flexible y relajada en lo que se refiere a los niños así que ya nos iba bien que con todo lo que nos habían dicho aún veíamos que tendríamos que ponerle chupete a la niña y comenzar a darle purés aunque seguramente antes la habríamos cambiado de guardería.
La segunda semana completa, la cosa empezó a variar un poco y cuando la íbamos a buscar ya no estaba llorando aunque siempre estaba en brazos de alguna de las maestras y no jugaba pero algo es algo y parecía que la cosa empezaba a encaminarse. En este punto empezó a resistirse un poco a entrar a clase cosa que no había hecho antes pero que era de esperar ya que ahora ya sabía a qué iba.
Y por fin, la última semana de setiembre, se produjo un cambio. Como ya no lloraba, la maestra nos dijo que la llevásemos más tiempo y hacia finales de semana empezamos a conseguir que estuviese tranquila y jugando al llegar nosotros. Es más, al final de esa semana, ya se quedaba en la guardería sin llorar y al recogerla, venia hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja y, en más de una ocasión, con algún juguete en la mano que quería compartir con nosotros. Así que sí, desde entonces y salvo un par de días que han sido la excepción, se ha obrado un milagro y yo tengo mi teoría y es ¡Que nuestra pequeña I ya anda!
Quizá os parezca una tontería pero fue empezar a coger soltura con los andares y dejar de llorar en la guardería así que bienvenido caminar aunque eso significa que ahora llega más fácilmente a los sitios y que es capaz de transportar objetos de manera que llevamos unos días en que el cesto de la ropa sucia se ha convertido en una caja de sorpresas (por ahora es su escondite favorito para los juguetes aunque no puede cogerlos una vez los ha metido) pero esto es otra historia.
Voy a aprovechar para explicaros algunas cosas que me gustan de la guardería:
La primera es que aunque no utilizan al 100% la metodología Montessori, si que han introducido pequeñas cosas como la posibilidad de que el niño elija lo que quiere hacer (aunque también hacen actividades en común), tienen algunos elementos de esta metodología como pueden ser los espejos bajos, los paneles con varios tipos de cerraduras o un colchón en el suelo por si alguien quiere descansar. En el caso de I no se queda a comer pero se que en la comida usan utensilios normales y no de plástico o metal. También utilizan muchos materiales reciclados para el juego que aunque no es metodología Montessori propiamente, a mí me encanta que sea así para que se acostumbren a los diversos tactos y tamaños.
Me gusta la relajación que tienen con respecto al "control de los niños" y como se respeta la independencia de los niños. Nosotros en casa también optamos por esto y, a menos que sea un peligro real para I, dejamos que experimente con lo que encuentra y no la seguimos si decide marcharse de la habitación donde estamos para ir a otro lugar de nuestra casa. Ella sabe perfectamente donde estamos y nosotros sabemos que a excepción de la cocina, el resto de habitaciones no contienen peligros así que me gusta que tengan esta idea de crianza relajada.
Me gustó la tutora de I porque no tuvo problemas en admitir que nuestra hija no llevase chupete, que comiese sólidos y no papillas o purés y que durmiese siesta por la mañana (aunque desde que empezó la guardería ya no lo hace). Tomó nota de todas estas cosas y más (literalmente) y ya está. También puedo percibir algunos días un olor en el pelo de mi hija que no es el mio ni el de ella que aún no usa colonia de mujer así que deduzco que si le ha hecho falta, la ha tenido en brazos el tiempo necesario.
Por último, también me gusta que cada día nos escriban en la pizarra de la entrada de la clase lo que han hecho nuestros hijos (algo general claro está) ya que nos permite tener algo más de vínculo con ellos ahora que aún no pueden explicarnos nada de forma que lo entendamos (que la niña hablar habla solo que a su manera).
Evidentemente, no todo lo en la guardería me gusta y, sobre todo, me molesta la desorganización y la poca información que nos han dado en asuntos como la fecha de comienza del periodo lectivo o el calendario pero prefiero centrarme en lo positivo y si os soy sincera, acabo de darme cuenta de que escribir esto me ha ayudado a serlo.
¿Vuestros hij@s fueron a la guardería? ¿Tuvisteis periodo de adaptación? ¿Cómo fue?