Ya os conté hace un tiempo sobre esas frases que tanto duelen y que me sorprendía escuchar entre niños de 3 y 4 años. Pues si eso me sorprendía, ver ciertos comportamientos en hermanos mayores de menos de 8 años, me deja asustada.
Entrar en primaria ha sido un cambio, me sorprende que aquí ya existan las primeras expresiones de desplazamiento, las primeras burlas, y que haya peleas e insultos. Con 7 años…¿tan pronto? ¿Dónde ha quedado la infancia sin preocupaciones?
Un dia mi hija mayor vino a contarme que estaba muy enfadada con la que hasta ese momento era de sus mejores amigas, R. Estaban jugando entre cuatro, y al parecer mi hija y su amiga querían ir de la mano de la misma niña, S. S habia tomado la mano de mi hija y su R, enfadada, la había pellizcado para que ella se apartara y poder ponerse ella. Mi hija no supo reaccionar, se apartó y se puso a llorar.
Entendí en ese momento que había que aprender a defenderse. Y no hablo de pegar, ni devolverse con violencia. Sino de aprender a defender su espacio, a defenderse de agresiones externas, aunque sea de un pellizo, como también podría ser de una burla.
Yo le contaba en ese momento que ella tenía que decir que NO, y no apartarse ni dejarse pellizcar. Y si seguían pellizcándola, que fuera a avisar a la profesora, porque eso no estaba bien. Ella lo entendió y dijo que así haría si pasaba de nuevo. Y pasó. Se repitió en diversas ocasiones. Y mi hija volvía contándome que había dicho que NO, pero que su amiga no la había dejado tranquila. Diversas situaciones se dieron:
en una ocasión la empujó
en otra le dijo que jamás jugarían con ella si era así de antipática
y en otra fue a acusarla a la profesora, diciendo que no la dejaban jugar, y castigaron a la terremoto por ello.
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Las tres situaciones me parecían injustas con terremoto mayor, pero lo que me resultó más difícil fue darme cuenta que empezó a encontrar que las palabras no servían y que era mejor hacer exactamente lo mismo que su amiga, pero con otras niñas. Ahhh NO. Algo que no te gusta que te hagan a ti no puedes hacerlo tú también. No debes hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. No dejé de repetirle lo mismo una y otra vez, porque no estaba dispuesta a que ella se acostumbrara a burlarse de los demás, a apartarlos cuando necesitaba. Ella se frustraba diciéndome que era lo único que servía.
Le dije “la opinión que tienes ahora de R, que era antes tu amiga, ya no es como antes por todas las cosas que te ha hecho. Ya no quieres jugar con ella. Si tu haces lo mismo, las demás niñas también tendrán esa opinión de ti y dejarán de querer compartir contigo” Eso le molestó. No entendía porqué tenía que portarse bien si a R le funcionaba portarse mal, pero no quería ser la mala tampoco. Le dije que mi opinión es que a R le funcionaba a corto plazo, pero que a la larga perdía más de lo que ganaba.
Es curioso lo fina que es la linea. Qué de fácil es para los niños, aunque conozcan al teoría, y sepan que deberían hacer, tentarse por copiar actitudes que saben que están mal, solo para poder salir ganando. Es una fina linea entre ser víctima y acosar, que encuentro es muy peligroso cruzar.
Entendí que lo que hacía falta era ganar en energía al decir NO, aprender a defenderse ella y sentirse con poder al hacerlo. El cuento de los guerreros, del que hablé un tiempo atrás, nos sirvió como ejemplo práctico para explicarle cómo actuar, para entender que respuestas sirven y cuales no.
Para actuar con convicción en estos casos, para darle más fuerza a ese NO, las niñas tienen que estar preparadas para saber qué pasa después. ¿Qué va a pasar después que digas “No me pellizques, yo me he puesto aquí”? Pues lo mismo que le pasó en las ocasiones mencionadas arriba. Se van a burlar de ella, o de un pellizco pasará a un empujón o algo similar.
Entonces yo le digo que se enfade, que grite el NO más fuerte, y sino que sea ella la que vaya a la profesora a explicar lo sucedido. Que aunque la amenacen con no ser su amiga nunca más, ella no puede dejar que nadie le haga daño, con palabras o con acciones. Si una de sus amigas es así, si le pega, le empuja o se burla de ella, no es la amiga que necesita.
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Una cosa que también nos ha servido en casa es practicar cuando las hermanas se pelean. Cuando se molestan entre ellas, he estado entrenándolas para que se hablen entre ellas antes que buscarme a mi. A la pequeña le digo que le diga a su hermana NO bien fuerte cuando ella le desmonta los escenarios que ha estado construyendo. Igual que a su hermana le digo que diga NO bien claro cuando la pequeña le pellizca o quiere tirar del pelo cuando se enfada. Además, estas situaciones me sirven para hablar con cada una, intentar que se pongan en el lugar de su hermana, y además,
Esta parte les ha resultado más fácil, al principio lo hacían flojito y sin convicción, ahora lo escucho firme y fuerte. Pero si he visto situaciones fuera de casa en las que no les es tan fácil aplicarlo. Quizás porque no se sienten tan seguras, quizá porque se sienten más expuestas, no lo sé. Pero entonces hay que seguir practicando para aprender a decir que NO.
Al practicar escenas en casa, recrear algo que le haya pasado al niño/a y enseñarle cómo debería responder, también se aprende. Así también podemos enseñar a que el NO sea firme y fuerte, no débil, pero también medir si responde con demasiada agresividad.
El tema del acoso, en todos sus grados, es preocupante y creo que es muy importante que los niños cuenten con herramientas: con una buena empatía, para no atacar a otros que vean más débiles, sino ayudarles; pero también que aprendan el poder de la palabra frente a la violencia.
¿Te has encontrado en situaciones parecidas? ¿Que habéis hecho en casa para que aprendan a defenderse? Yo quiero seguir aprendiendo herramientas al respecto…
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