Todo empezó hace unas semanas atrás cuando fui a un cumpleaños con mi hija la segunda, solas ella y yo. Ella es súper sociable y se fue de frente con sus amigas a su sitio favorito: el saltarín. Me distraje unos minutos, y la escuché gritar. Volteó, y veo a su amiga llorando, pues un niño más grande le pegó. Mi hija, estaba furiosa y súper picona. Quería pegarle al niño que las había botado del saltarín de esa manera. Por supuesto, no la deje y le metí mi rollo pacifista. Nos alejamos, y luego de un rato, veo a ese niño saltando feliz en el saltarín amedrentando a cualquier otro niño que quisiera entrar?
Unos días después, como nunca, mi hijo mayor me cuenta que un niñito le había tirado una patada en la cara. Yo le pregunto ¿Por qué? ¿Se pelearon? Y me responde: "porque sí. Y, yo me puse a llorar". Pero, ¿por qué no te defendiste? "así me defendí, Ma. Llorando". No hubiera pasado nada, si es que esta hubiera sido la primera vez que mi hijo me contaba sobre un episodio con este niño. Pero, no era así. Ya han sido varias veces que me cuenta que este niño lo fastidia.
Esa misma tarde, me encuentro con una amiga que me cuenta su preocupación por su hijo de 8 años quien es constantemente molestado por un niño del salón. Su hijo, como el mío es cero agresivo. Además, la profesora ha asumido una actitud de "dejar que los niños resuelvan los problemas solos". Con lo que el hijo de mi amiga, está realmente solo.
Decidí entonces que mi mensaje de paz no era el más adecuado. Claro que está bien no pegar, claro que está bien no ser agresivo, pero está mejor saber defenderse. Y, yo quiero que mis hijos sepan defenderse. Mi hijo se defendió llorando, mi hija gritando. Había un adulto de su confianza cerca. Defenderse no implica únicamente devolver el golpe o golpear. Hay otras maneras, aunque ? a veces- es necesario pegar. Sobre todo cuando se encuentran con estos bullies. No siempre va a haber un adulto dispuesto a ayudarlos. Tienen que saber defenderse, y con estos niños hiper agresivos creo que la única manera es con una buena zurra.
Si, ya sé que muchos deben estar pensando que ya ?ahora sí ? quemé. Pero, no. Racionalmente, creo que cuando los niños (o adultos también) se encuentran frente a una persona que los molesta y agrede constantemente, o abusa de su fuerza para someter a los más débiles lo mejor, es al estilo Pavlov condicionar al agresor a que aprenda a no meterse con uno, y esto se logra con una buena zurra. La próxima vez, lo pensará dos veces.
Quizá, estoy exagerando. Quizá mi neurosis ya llegó al extremo pero, ver la molestia de mis hijos, la preocupación de mi amiga y los casos de bullying que constantemente surgen en los colegios me hacen pensar que a veces, sólo a veces, es necesario defenderse con los puños. Sobre todo a esta edad en que su razón-emoción-verbalización todavía está en proceso. Así, que por ahora el mensaje para mis hijos ha cambiado: tienes que defenderte y - a veces ? para hacerlo tendrás que pegar.