Te explicamos todos los pasos que debes seguir para disfrutar plenamente del momento del baño de tu bebé.
1 Cómo sumergir al bebé
Cuando vayamos a sumergir al niño en la bañera, debemos apoyar su cabeza en el hueco de nuestro brazo, sosteniendo a un mismo tiempo la parte exterior de su hombro con la mano. Pasemos el otro brazo por debajo de sus nalgas y sujetémosle por un muslo. Sumerjamos al pequeño en el agua empezando por los pies.
2 Primero, la cabeza.
El momento de lavar la cabeza es algo que los niños no suelen agradecer mucho. Para hacerlo sin problemas, mantengamos al pequeño en posición horizontal, apoyando su cabeza en el hueco de nuestro brazo. Después, enjabonémosle la cabeza con mucha delicadeza.
3 Después, la espalda y el resto del cuerpo
Lavémosle el resto del cuerpo con una esponja natural, limpiémosle con mucho cuidado todos los “plieguecitos” de su cuerpo.
Es muy importante que no realicemos movimientos bruscos con el niño, pues podría asustarse y ponerse a llorar.
Para lavarle la espalda, cojamos al niño por la parte exterior de su hombro, pasando nuestro brazo por delante de su pecho. El pequeño se sentirá protegido.
4 Por último, secarle
Finalmente, saquemos al bebé de la bañera con mucho cuidado. Después, tendamos al pequeño sobre el cambiador y envolvámosle en una toalla, que también utilizaremos para secar el interior de los pliegues de su piel.
Otros consejos para asear al recién nacido, paso a paso.
A la vuelta del hospital con el niño apenas nacido, todas las mamás experimentan una sensación de inseguridad, sobre todo, a la hora de asear al niño.
Aunque el bebé se puede bañar desde el primer día, si se decide no meterle en la bañera hasta la caída del muñón umbilical (de media, a los 7-10 días después de nacer), la higiene del bebé debe realizarse con esponjas empapadas en agua templada, con las que se limpia todo el cuerpo, a excepción de la zona del cordón umbilical.
La higiene del bebé es muy importante y necesaria, no sólo porque hace que el pequeño se sienta más fresco y limpio, sino también porque es uno de los pilares para mantenerle sano y evitar muchos trastornos. El baño puede ser, además, la oportunidad ideal para los papás para estrechar su intimidad con el bebé, del mismo modo que la mamá lo hace con la lactancia.
Mantener la higiene correcta en sus ojitos, nariz y boca es esencial para que el niño se sienta a gusto. El culito, la piel y el cabello también se beneficiarán de una correcta higiene, ya que utilizar los productos adecuados para el baño y llevar una buena rutina de su higiene, favorecerá la salud de su piel y su cabello.
El baño del bebé representa una buena costumbre diaria que, no obstante, es necesario afrontar con las debidas precauciones.
Se puede empezar a bañar al pequeño a partir del momento en que el ombligo ha cicatrizado por completo, después de la caída del muñón umbilical (que se suele producir durante los primeros 15 días).
Báñalo antes de cenar, es ideal
- Para el baño no existe una hora fija. Sin embargo, la experiencia aconseja realizarlo antes de la toma de la noche, alrededor de las ocho, porque el baño ayuda al pequeño a relajarse y, por tanto, a conciliar más fácilmente el conciliar el sueño más fácilmente.
- Cuando llega el momento adecuado, es preciso tener a mano todo lo necesario: una toalla, una esponja o una manopla, y productos limpiadores muy delicados, especialmente estudiados para la piel del recién nacido.
Comprueba la temperatura del agua
- La temperatura del agua se debe situar alrededor de los 37-38 grados. Te puedes servir de un termómetro, pero con la experiencia conseguirás comprobar la temperatura simplemente sumergiendo el codo en el agua.
- El bebé debe introducirse en la bañera mediante movimientos seguros, sumergiéndole en el agua de forma gradual. Hay que sujetar al pequeño firmemente; la espalda y la cabeza se deben apoyar en el antebrazo izquierdo de la madre, que al mismo tiempo le sujetará el brazo y el hombro con la mano. Así, se le podrá lavar fácilmente.
Los productos ideales para bañar al bebé
- Es preciso escoger productos limpiadores específicos para niños, que tengan un pH de 5,5, aproximadamente. También están indicados los denominados “limpiadores sin jabón”, que son ricos en cera y almidones.
- Si el bebé parece predispuesto a padecer reacciones alérgicas, es mejor dar preferencia a los aceites de baño que, al margen de desarrollar una acción calmante e hidratante, refinan el agua que es muy calcárea.
- Para lavar el cuerpo del pequeño, utilizaremos una esponja natural. Para la cara, podemos servirnos de gasitas previamente humedecidas, o de toallitas humedecidas.
- Una o dos veces a la semana, se ha de lavar el cabello del bebé con un champú específico, preferiblemente de los que desarrollan una acción antiséptica, que tenga un pH de 5.5.
- Sobre todo durante el primer año, se deben evitar los champús que contienen sustancias que sean potencialmente irritantes.
El toque final: la colonia
- Al término del baño, se ha de secar al pequeño muy bien con una toalla, sin frotar. Antes de descubrirle para vestirle, es mejor esperar unos instantes para que tenga tiempo de aclimatarse al ambiente fuera del agua.
- Después de secarle, podemos aplicarle una crema hidratante o utilizar un poco de talco líquido, vertiendo primero una pequeña cantidad en la palma de la mano, para después masajearle suavemente la piel.
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Foto: David Leo Veksler/flickr