Hay quien se queja de que las redes sociales nos restan parte de intimidad, pero ¿no somos nosotros los que, en ocasiones, publicamos asuntos que no deberíamos exponer en la red?
La gestión de la propia información es una responsabilidad personal. Lo que comentamos en internet se convierte en algo público en ese momento. Si no tenemos cuidado mucha gente va a poder ver “historias” que a lo mejor no deberían ver y que forman parte de nuestra intimidad (familiares, compañeros, conocidos, miembros de un grupo, etc). De más de uno se podría afirmar que “facebook sabe más sobre él que su propia madre“. Y es verdad.
Vale la pena ser especialmente cuidadoso y prudente al compartir temas próximos a la intimidad. Atañe de modo particular al sentido del pudor, que lleva a salvaguardar la propia intimidad y la de los demás, reservándose aquellos datos personales o familiares que, puestos al alcance de otros, pueden despertar como mínimo sorpresa o inquietud.
Hay que saber salvaguardar nuestros datos más personales de la comunidad virtual, más aún si la información afecta a terceras personas.
Es bueno preguntarse antes de publicar algo que implique a más personas, si éstas estarían de acuerdo en aparecer en ese contexto o si quizá preferirían que determinados eventos o situaciones no se mostraran en la red.
Aprovecha y habla con tus hijos sobre estos temas y así evitarás que lo aprendan por el método de prueba y error.