Si en nuestras relaciones con otros adultos nos damos cuenta de la maravillosa herramienta que nos ofrece el Eneagrama, qué decir de nuestras relaciones con los niños.
Si hay algo que todo padre o madre ha deseado en su vida es un “manual de instrucciones” de cómo hacerlo lo mejor posible (algo que tiene muy interiorizado, por cierto, el pequeño con el que comenzamos la serie).
El Eneagrama nos aporta un conocimiento bastante preciso de lo que ocurre también en el interior de los niños, aunque al no haberse desarrollado por completo su personalidad actúa en forma de tendencias, que en algunos casos, son ya claramente visibles a partir de los 3 o 4 años.
El mini perfeccionista
El niño 1 suele desarrollarse en una familia donde exista un progenitor de tipo 1, y así, crece con el convencimiento de que sólo en la perfección encontraría el amor, o en una familia en la que el orden y/o la moralidad están tan ausentes, que el niño se autoproclama el reformador de esa situación, adquiriendo el rol que el entorno necesita.
Es un niño de principios, honestidad, moralidad, justicia, pulcritud, orden y puntualidad, son la brújula que les señala el norte ( o sea la aprobación y el cariño que necesita)
Con su rigidez corporal, sus buenas maneras y su idealismo parece un pequeño caballero.
En clase se esfuerza en ser bueno y cumplir las expectativas de sus profesores aunque su obsesión por la perfección puede hacerle entrar en bloqueos o en tardanzas.
El trabajo en equipo no es lo suyo, ya que desde pequeñitos muestran esa tendencia a “sólo yo sé hacerlo bien” costándoles delegar o compartir tareas.
Bastante serio, odia ser interrumpido en su discurso que está lleno de “sentencias” y “dedito acusador”.
Cuando el niño está de vacaciones, lejos de las responsabilidades, deja aflorar su flecha siete, mostrándose alegre, bromista y disfrutando en compañía de sus pares.
Es muy crítico consigo mismo y por tanto desde pequeñito se convierte también en crítico de los demás.
A pesar de ser un eneatipo visceral, mantiene un comportamiento lo más lógico y racional posible (ya que es más “correcto”).
Se rebela a la injusticia, al abuso de poder y en general a todo lo que no es “como tiene que ser”, y en ocasiones es abanderado de las causas perdidas.
Lo que le mueve:
Cumplir con el deber de ser la mejor versión de sí mismo. Esto quiere decir que no le vale con sacar la mejor nota de la clase si ha copiado, el profesor se ha equivocado al corregir, o el examen era excesivamente fácil.
La competitividad es consigo mismo, y el pequeño drama en el que vive es que siempre se puede hacer mejor…
Lo que detesta:
Muchas cosas….el pequeño 1, apunta maneras…
Odia las injusticias, la imperfección ajena, la propia y su pequeña Ira que le hace dejar de ser el perfecto niño comedido que “debe” ser.
Detesta que le critiquen sobre todo en público, ya que él mismo es su mayor crítico, y creedeme si os digo que lo está haciendo lo mejor que sabe y puede…
Lo que teme:
Teme al juicio y a las consecuencias de no ser perfecto (la falta de amor)
Teme los gritos, las humillaciones públicas, que le corrijan…
Lo que le tranquiliza:
Que le confirmen que está haciendo las cosas bien, aún no ha adquirido suficinetes destrzas y necesita saber que va “por el camino correcto”
Le tranquiliza conocer con antelación los planes que conllevan cambios para organizarse “correctamente”
Sus puntos débiles:
Muestra ansiedad ante cualquier acción que tenga que emprender y a menudo entra en paralización por miedo a no hacerlo “perfectamente”, ya sea una reunión social o una tarea.
Esta ansiedad y su atención al detalle hace que gestione defectuosamente su tiempo y que se cumpla uno de sus mayores miedos, no llegar a tiempo.
Tiende a venirse abajo con facilidad mostrando pesimismo y poca tolerancia a la frustración.
Siempre quiere llevar la razón y se muestra bastante inflexible ante otros puntos de vista.
Como ayudarle:
Reforzando los pocos momentos de espontaneidad que muestre.
Mostrándole la belleza de la imperfección.
Normalizando y tomándonos con humor nuestros propios errores.
Fomentando las actividades al aire libre, a ser posible en equipo
Mostrándole mucho amor y ternura cada vez que se equivoca.
No emitir juicios sociales excesivos en su presencia
Si tienes un hijo 1 y tú eres…..:
Progenitor 1:
El niño es tu vivo reflejo, así que en ocasiones la relación puede ser difícil, sobre todo conforme el niño vaya creciendo y tenga sus propias opiniones. Lo más positivo es que podéis ayudaros mutuamente ya que el camino de sanación es el mismo, y siempre resulta más sencillo emprender cambios cuando son por el bien de nuestros hijos.
Debes ser menos rígidos y compartir con él momentos relajados donde disfrutar sin normas.
Acepta que aunque tengáis el mismo eneatipo, su camino no tiene porqué coincidir con el tuyo, así que no le juzgues ni critiques, recuerda que para él eres un modelo, así que si te muestras dispuesto a ayudarle en lo que él decida, y a amarle incondicionalmente, acudirá a ti en busca de orientación.
Progenitor tipo 2:
Tu necesidad de atender emocionalmente a los demás es algo que beneficia mucho al niño 1, siempre y cuando no cometas “la imperdonable injusticia” a la que tiendes, de atender más a los demás ( que consideras más necesitados que a tu propio hijo).
Vuestra forma de comportaros es opuesta, tu histrionismo y falta de límites y de racionalización, chocan de frente con su rigidez, por lo que en más de una ocasión se sentirá avergonzado en actos públicos.
Si encontráis el punto medio, ambos tenéis mucho que aportaros.
Progenitor tipo 3:
Tenéis en común el esfuerzo y en el enfoque a resultados, pero s posible que te exaspere su lentitud y su actitud social de la misma manera que él no aprobará ese exceso de sociabilidad y apariencias frívolas en el que te mueves como pez en el agua.
Puedes enseñarle que hacer las cosas bien puede ser divertido y que delegar es una buena opción mientras aprendes de él que el fin no justifica los medios.
Progenitor tipo 4:
Para el metódico, ordenado y disciplinado 1 un progenitor 4 es bastante desestabilizador, para él las cosas están bien o mal en cualquier circunstancia, mientras que para ti depende de tu estado emocional.
Aprovecha para compartir de forma metódica (a una hora determinada) un tiempo de calidad, para hacer alguna actividad creativa de las que se te dan tan bien, como leerle un cuento de forma teatralizada antes de dormir, cantarle una canción….
Progenitor tipo 5:
Ambos valoráis vuestro espacio personal y ambos sois muy controlados emocionalmente, en tu caso por una desconexión total con tu parte emocional y en el del niño por no considerarla “digna”. Debes demostrarle y no solo con palabras, lo mucho que le amas, ya que tiene tendencia a interpretar la distancia como un juicio solapado de que no es digno de amor.
Compartir una actividad física os vendrá de maravilla para estrechar el vínculo mientras tú bajas la energía mental a tu cuerpo físico y él abandona su rigidez.
Progenitor tipo 6:
Compartís muchas cosas, pero tus dudas, tu sobre protección y tu ansiedad, mientras el niño aún es pequeño, alimentan su paralización por miedo.
Evita sermonearle y ser demasiado rígido porque como figura de referencia estarás potenciando su propia rigidez y haciendo peligrar su autoestima.
Os conviene pasar momentos de descontrol juntos, juegos físicos donde desmelenaros, os ayudarán a ambos.
Progenitor tipo 7:
Tenéis los roles cambiados, mientras tu eres el niño que no quería crecer, él es el “adulto joven”, pero no debes olvidar que necesita un progenitor adulto…
El niño te exasperará con su lentitud a la hora de hacer una tarea ya que quiere hacerla perfecta, mientras que para ti la rapidez es un valor importantísimo, no le riñas ni le metas prisas.
El niño 1 necesita sus rutinas así que tendrás que sacrificar un poco tu libertad horaria ya que de no hacerlo, el niño interpretará que no es lo suficientemente bueno para que pases tiempo con él.
Eso sí, nadie como un progenitor 7 para mostrarle al niño 1 (es su flecha de integración) como relajarse y disfrutar… pero primero déjale que acabe sus tareas…
Progenitor 8:
Compartís un sentimiento de justicia y de hacer las cosas bien y ambos queréis que os den la razón, el problema surge cuando veis las cosas de distinta manera, tú apelarás de forma muy impositiva a la obediencia jerárquica pero no tienes nada que hacer al respecto con un niño 1, al que la situación le parecerá aún más injusta u no se someterá.
Controla tus palabras mientras el niño es pequeño porque puedes dañar seriamente su autoestima y alimentar su sentimiento interno de falta de perfección.
Progenitor 9:
Un buen tandem, el niño 1 se pone sus propios límites y es su mayor crítico, así un progenitor suavito que respete sus tiempos y que le valore incondicionalmente le sienta muy bien.
Sin embargo, sobre todo si es del mismo sexo, debes tener claro que eres un modelo de conducta y que si el 1 tiene problemas de paralización por miedo tú los tienes por indecisión, debes ser más resolutivo cuando te encuentres ante un conflicto para no alimentar esa conducta limitante en él.
Ten en cuenta además que si existe conflicto entre hermanos tu mediación ha de ser activa o justa, como diría tu hijo….”como tiene que ser…”