Ya teníamos ganas, la verdad.
Mi hija mayor ha empezado primero de primaria y, aunque estaba (yo también, eh? ) un poco nerviosa y asustada, le ha ido de maravilla.
Iba un poco triste por cambiar de profe, pero al verla en la fila, y presentarles a la nueva profesora, la
transición se hizo más llevadera. Y llegó el primer día de la peque.
Decidimos que empezara el día después de su hermana (aquí entran de forma escalonada y tenemos relativa flexibilidad para elegir el día que queremos). Así su hermana tuvo su primer día la exclusiva y fue la protagonista.
Bueno, el día llegó y ya dijo un par de veces que no quería ir.
Cuando tocó el timbre, fuimos a la clase y yo la veía a punto de llorar.
- Mamá, yo no quiero ir al cole.
La dejé en la puerta y cuando estaba a punto de llorar, apareció la profesora de apoyo (que era la profe de la mayor en infantil). Se ve que le dio vergüenza, porque se giró a mi y me dijo:
- "Recuérdate" de venir a buscarme.
Lo dijo muy seria y entró con la profesora a clase.
La mañana se me hizo eterna, mirando la hora para ir a buscarla.
Cuando llegué y salió, ESTABA AFÓNICA
Se había pasado la mañana llorando, diciéndo que se quería ir con su mamá.
Me dio una pena... me daban ganas de no llevarla al día siguiente, pero no!
Al día siguiente os podéis imaginar, ahora sí que entró llorando, me la tuvo que cojer la profesora de los brazos.
Qué sensación más horrible, que te "arranquen" a tu hija de los brazos.
Se que es una exageración, pero así lo sentí yo, así que seguramente así lo sintió mi peque.
Salió contenta del cole, dice la profesora que no había llorado tanto, que le daban momentos, pero se le pasaban y le volvían a dar.
Pero era viernes, oh oh.
El fin de semana no hablamos de que había que volver al cole, tratamos de evitar la llorera.
Pero nos dimos cuenta que no le había ido tan mal, porque nos contaba cosas del cole y hasta se había aprendido una canción ya.
El lunes llegó, se levantó bien hasta que oyó algo de cole y me preguntó muy seria:
- Hoy hay cole?
No la podía ni quería mentir. Así que empezó a llorar en casa, me costó una barbaridad vestirla.
Llegamos al cole y se quedó más tranquila mientras esperábamos a que sonara el timbre.
Mi peque no hacía más que decirme:
- Vas a venir muy rápido?
- Vas a tardar mucho?
Tocó el timbre y, justo en la puerta, se puso a llorar.
La llevé de la mano para evitar la sensación de rapto del viernes. Aún así, la tuvo que coger la profesora porque no quería entrar. Otra vez, la mañana se me hizo eterna.
Cuando llegamos a recogerla, salió bastante contenta. La profesora nos dijo que había pasado el día mejor, que había tardado muy poco en calmarse y que sólo lloró cuando salieron al patio porque no quería jugar. Y que cuando entraron otra vez, se le pasó.
Así que ya va mejor, le está costando, pero poco a poco va entrando mejor.
La semana no ha ido mal del todo, sigue llorando, pero sólo a la entrada y pasa la mañana bien.
Le hemos dicho que estamos muy contentos, que es muy mayor y muy valiente por quedarse en el cole aunque no quiere. Que es lo que tiene que hacer, igual que papá y mamá tienen que ir a trabajar.
Es difícil ver como se queda tu hija llorando, pero es algo por lo que tenemos que pasar.
Vuestros peques han empezado el cole o la guarde? Cómo les ha ido?