En un principio, pensamos en hacer la escapada en Semana Santa, pero viendo los precios de los vuelos descartamos la idea de movernos a algún sitio... definitivamente, viajar en Semana Santa tiene unos precios prohibitivos.
Valorando diferentes opciones de capitales europeas que no hubiéramos visitado siempre surgía Londres como una de las que nos apetecía más conocer, así que, basándonos en las fechas en que fuera más barato viajar, nos decidimos por conocer la fantástica capital de Inglaterra...
Teníamos muchas ganas por ver de cerca el Big Ben, subir a un autobús típico, visitar Candem, Town Picadilly Circus y vivir el ajetreo de una de las ciudades más importantes del mundo.
Pese a tener el destino escogido, una de nuestras premisas (de hecho, siempre lo es), es intentar minimizar los gastos dentro de lo aceptable... no somos de irnos a hostels y compartir habitaciones pero tampoco es fácil vernos en un hotel de 5 estrellas súper lujo al que solo vamos a ir a dormir. Sabíamos que Londres es una ciudad cara y esto lo queríamos tener mucho bajo control.
Otra cosa que debíamos tener en cuenta y cambiaba respecto a viajes anteriores era que mi pareja se había convertido en una premamá, por lo que el ritmo que acostumbrábamos a llevar en nuestros viajes debía bajar un grado y pasar a un nivel más de "paseo"... Esta situación condicionó también la duración del viaje; preferíamos estar algún día más del que teníamos previsto pero ir de manera más tranquila; decidimos ir 5 días (incluyendo ida y regreso).
Una vez todo esto estuvo claro, empezamos a movernos para montar la escapadita :)