Me comentaba UMMF en un post que escribí titulado "25 cosas sobre mí" sobre mi teoría sobre que la gente de los pueblos es, por lo general peor que los urbanitas. Por cierto, os recomiendo agregar a favoritos su blog link porque es muy bueno y ella *una gran persona.
Retomo el tema, voy a exponer mi teoría sobre la gente de los pueblos. Advierto antes que nada que es una teoría de trazo grueso y tiene la validez de un euro de madera. Yo pienso que en los pueblos abunda más la gente mala, porcentualmente hablando, pero gente Madrastra de Cenicienta Modo On. Y seguramente más en pueblos de agricultura que de ganadería. El trabajo en el campo tiene temporadas de trabajo de sol a sol, jornadas terribles y llenas de tareas, pero también tiene temporadas en las que apenas hay tarea que hacer. Las tierras están cosechadas y están descansando hasta la temporada de siembra, hay alguna tarea de mantenimiento de la casa, el almacén o la maquinaría, pero nada que sea muy urgente. En los ganaderos es distinto porque los animales requieren alimentación y cuidados de lunes a domingo todas las semanas del año. En esos días en los que nadie tiene demasiado en lo que ocuparse, la vida del vecino suele ser un entretenimiento. Que si a comprado coche nuevo. Que si de donde habrá sacado el dinero. Que si Menganita se ha ido con Nosequien y que si el hijo de la Paqui se fue a la capital a la universidad y ahora no vuelve por el pueblo porque seguro que se ha hecho maricón.
No sé si pasa porque son personas muy temerosas y que se han acostumbrado a que hay que temer a los cambios. La mejor noticia es que no cambie nada, que llueva cuando se supone que tiene que llover y que haga sol cuando las plantas los necesitan. Los cambios, las novedades y cualquier anomalía en la rutina de un se perciben como una amenaza. La gente vive muy junta y saben o creen saber todo de todos, y si no se lo inventan (hay que crear las piezas del puzle que no tenemos). "El hijo de Damián a salido de casa de Laura y su marido no estaba que se había ido a Zaragoza a la feria" Ya está liada, ya tenemos comidilla en la brisca. La gente de los pueblos tiene ese primer acercamiento que parece amable, pero si escarbamos más no suelen tener buen fondo.
En cambio la gente de las ciudades están acostumbradas al cambio, no lo temen. Y aunque a veces peca de individualista, vive y deja vivir, y no se te meten en los asuntos de tu casa si no les invitas.
Digo en mi descargo que mi madre era de pueblo. Bueno ciudad, pero muy pequeña y porque le concedieron ese título en la Edad Media. A mí de pequeño me encantaban los veranos en Frías. Que los pueblos son maravillosos para que los niños disfruten. Yo de hecho me escondía cuando había que volver y acabé por cursar el primer curso de párvulos en el colegio del pueblo y viviendo con mis abuelos. Y si el pueblo tiene verbenas, bicicletas, cielo con estrellas, un río y hay otra cuadrillas de niñas y a una parece que le gustas, ser un niño el mes de julio es mejor que ser ministro. Pero para vivir, no lo veo.
Quizás por ese motivo el país es como es, porque todos somos un poco de pueblo.
*Para ser silvestre jejeje