Hay momentos en los que ni yo misma se cómo me siento, este sentimiento de vacío que está dentro como si no hubiese nada más, y lo único con lo que lo logro comparar es con los días de soledad de cuando tuve a mi hijo y que luego pude entender que era una depresión post parto. ¿Entonces cómo puedo llamar a este sentimiento, tal vez una depresión post migratoria?
Un dia como tantos, pero algo diferente, tomamos nuestras maletas y partimos, sin mirar atras, y sin poder arrepentirnos, simplemente partimos con paso firme y con la conviccion de que era lo correcto.
Pensé que estaba bien y que nada de esto me afectaría, porque me sentía muy feliz los primeros días que llegue a este país, dispuesta a adaptarme, a salir adelante y pensé que sería más fuerte que mi familia, pero tome atajos para sobre llevar mi vida y esos atajos no fueron la solución. Parecía que sí, porque me sentía mejor, como cuando tomamos un analgésico para el dolor de cabeza, te alivia el malestar, sin embargo, si los síntomas vienen de algo más serio o una enfermedad más fuerte, el dolor de cabeza volverá, una y otra vez y deberás tomar el analgésico una y otra vez, porque es la forma en la que te sientes mejor, hasta que atacas la raíz del problema y tomas la medicación adecuada, el dolor no volverá y tampoco necesitaras el analgésico.
Siempre he sido muy conversadora, las personas que me conocen podrían describirme como una persona comunicativa, que interactúa bastante con las personas, pero lo cierto es que, aunque hablo bastante y escucho más, no soy una persona comunicativa desde mi punto de vista, ¿Por qué? Porque para mí, hablar no significa comunicarse, se puede hablar de mil tópicos, pero lo cierto es que cuando se trata de mí, de mis sentimientos, normalmente quedan atrapados en mi sin poder salir fuera. Hay muchas situaciones en mi vida que me molestan y no logro hablar de ellas, hay miedos internos que me atacan, pero siento que no puedo darme el lujo de flaquear, siento que esperan mucho de mí y yo quiero darlo todo, no todo lo que me rodea me agrada y no siempre mi día a día es reconfortante, pero siento que tengo la obligación de ser fuerte, porque es lo que todos esperan de mí. Siempre he solucionado problemas, ha sido mi misión en la vida, pero no siento que alguien pueda solucionar los míos.
Tal vez y solo tal vez, un día ya no haya nada que solucionar y poder darme de alta, y tal vez ese día descubra que no era realmente lo que quería. Porque hay momentos en los que ni yo misma sé que es lo que quiero.