En relación a esto me gustaría basar el artículo de hoy. Hace relativamente poco salió una noticia en la que científicos estadounidenses aconsejaban introducir el cacahuete a edades entre 4-6 meses de edad, en aquellos niños con riesgo de sufrir alergia, o a partir de los 6 meses para el resto de bebés.
Durante un tiempo se ha venido evitando introducir los frutos secos en la alimentación de los niños pequeños, tanto por el riesgo de atragantamiento como por el riesgo de alergias. Sin embargo, la prevalencia a la alergia al cacahuete ha seguido en aumento.
De hecho, se observó en Londres que los niños judíos que vivían allí tenían 10 veces más riesgo de desarrollar esta alergia que los niños de Israel con ancestros similares pero que comían cacahuete desde los 7 meses de vida.
Con esta premisa nació el estudio LEAP, para determinar si la introducción temprana del cacahuete en la dieta de los bebés puede prevenir el desarrollo de alergia al cacahuete. Tras el análisis de los resultados del ensayo clínico, se determinó que la introducción temprana podía prevenir dicha alergia en lactantes con alto riesgo de padecerla.
Seguro que algunos padres que leyeron esta noticia se sentirían confusos, unos me dicen que lo introduzca pronto, otros tarde, pero en este sitio he leído esto... ayer decían A, hoy dicen B, ¿qué debo hacer?, ¿qué es lo correcto? La respuesta es que no hay nada correcto. Sí, hoy parece ser que lo mejor es introducirlo a edades tempranas pero no hay nada que indique que otro estudio pueda cambiar esta recomendación.
No hay reglas, en mi opinión puede que sí sea interesante introducir los alimentos alergénicos poco a poco a edades tempranas para que el sistema inmune cree anticuerpos y tolere mejor dichos alimentos. Hace unos años ocurrió lo mismo con el gluten, lo bebés no podían tomarlo hasta el año de vida y ahora expertos recomiendan introducirlo cuando el bebé empieza con la alimentación complementaria.
Evidentemente, en niños con riesgo la introducción debe ser más controlada y seguramente debería ser bajo supervisión médica.
No hay que tener miedo a los alimentos, siempre y cuando se introduzcan de una manera adecuada a la edad del bebé. En el caso de los cacahuetes y otros frutos secos, existe riesgo de atragantamiento, pero si me permitís la comparativa, con cualquier otro alimento sólido hay ese riesgo, salvo aquellos que se deshacen en la boca. La única diferencia es que los frutos secos son duros y pequeños, pero eso tiene una solución tan fácil como puede ser triturarlos. ¿No se hace lo mismo con el resto de alimentos para hacer purés? ¿Por qué los frutos secos van a ser distintos? ¿No se puede machacar un trocito (no digo todo el fruto seco) de una nuez, una almendra o un cacahuete y mezclarlo con el puré?, ¿o diluirlo en un poco de leche?
Con esta reflexión me despido hasta el próximo día. Que paséis un buen fin de semana.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
Sociedad española de alergología e inmunología clínica