Las uvas y los niños mala combinación

La navidad es una entrañable época del año, llena de ilusiones, diversión, festividad y celebraciones. Una de las principales celebraciones en estos días pasa por la tradicional comida de las doce uvas con las campanadas que despiden el año. Así que desde el blog de lacestitadelbebe.es vamos a ofreceros una serie de prácticos consejos para que los más pequeñ@s de la casa las tomen de forma segura.

Fuegos artificiales para celebrar el nuevo año tras las uvas

Y es que como hemos comentado anteriormente cada noche vieja llega a final el final de año y en pleno apogeo de las navidades. Millones de personas celebran en todo el mundo la llegada del nuevo año, y según la tradición en nuestro país, muchos de ellos tomarán una uva con el toque de cada campanada, esperando que les traiga buena suerte en el año recién estrenado.

Muchos niños la mayoría por imitación de sus familiares y personas mayores participarán de este ritual tomándolo como un juego o incluso una competición, de a ver quién se las come más rápido, convirtiéndose de esta forma en un peligro de grandes dimensiones, ya que la uva es el alimento perfecto para producir asfixia o ahogamiento ante un atragantamiento.

Las uvas como bien conocemos es un fruto dulce, normalmente se suelen tomar las de color claro o amarillo en este ritual. Su forma de racimo y llaman mucho la atención entre los más pequeñ@s.

Según los estudios de un artículo de la revista médica BMJ de nombre Archives of Disease in Childhood y realizado por expertos en la material y atención de urgencias, llama la atención sobre la peligrosidad que puede acarrear dar este fruto a niñ@s pequeñ@s de menos de 5 años.

Los médicos británicos que han elaborado este estudio mediante la publicación afirman de que la mayor parte de la población no conoce ni es mínima consciente del riesgo que implican algunos alimentos cotidianos. En los que por desgracia entre los que se encuentra la uva por riesgo de ahogamiento y asfixia mortal en edades tempranas. En el estudio se muestra que después de los perritos calientes y los caramelos, las uvas son la tercera causa más común por ahogamiento debido a alimentos.

Así que con esta información, es mejor pensarlo seriamente en poner doce uvas esta noche especial y de celebración a los pequeñ@s de la casa, o al menos considerar en ofrecerlas de otra forma como cortadas para que no sean tan peligrosas.

Y es que como hemos comentado sus características las hacen letales en caso de asfixia. Son pequeñas, blandas y además no se deshacen. Estas tres peculiaridades lo hacen perfecto para llevar a la asfixia a un pequeño en caso de atragantamiento, ya que es pequeño para ser respirado, blando para quedarse atascado en las vías aéreas y además no se deshacen con agua ni saliva.

Como vemos las uvas son más peligrosas de lo que parecen, son uno de los alimentos con los que más se asfixian los pequeñ@s, pero no son los únicos como hemos visto anteriormente, aunque lamentablemente la lista es más extensa cómo vamos a ir viendo.

Otros de los alimentos que se encuentran en esta nefasta lista son los perritos calientes. Y es que las formas de las salchichas y estos tiernos panecillos comparten los atributos físicos que al igual que los juguetes los hacen de alto riesgo. Tiene forma de cilindro, además con un tamaño adecuado para taponar las vías respiratorias, ya que son comprensibles, permitiendo que se atasquen rápidamente en las vías respiratorias obstruyéndolas totalmente.

Otros alimentos que también tienen un alto riesgo de asfixia son los dulces duros, caramelos, frutos secos, semillas, cacahuetes, zanahorias crudas, palomitas de maíz, manzanas, los malvaviscos o típicas nubles y el chicle. La mayor parte de estos alimentos comparten las características anteriormente mencionadas para llevar a los pequeños al ahogamiento.

Teniendo en cuenta todos estos datos, los fabricantes de alimentos para niños, siempre deben diseñar y fabricar los productos minimizando el riesgo de asfixia del colectivo infantil.

¿Por qué los niños sufren más atragantamientos?

La explicación más evidente es porque todavía son pequeños y por lo tanto sus vías respiratorias también lo son. Muchas veces no tienen todas las piezas dentales o no están lo suficientemente desarrollados para llevar a cabo una correcta masticación de los alimentos. En estas edades se suma también que no tienen suficientemente completado el reflejo de deglución, además en estas edades se suelen distraer muy a menudo y todo esto hace que los riesgos y probabilidades de atragantamiento sean muy altas.

En este caso en concreto, las uvas pueden llegar a obstruir por completo las áreas de las vías respiratorias, y su superficie suave y húmeda suele dificultar su extracción si no se disponen de herramientas especiales para ello.

La mejor forma para ofrecerles las uvas

Con todo esto vamos a ver las formas que pueden minimizar los riesgos para su consumo por parte de los pequeñ@s. Así que nuestros principales consejos para evitar sustos son:

Lo primero es modificar la forma de la uva, que tan peligrosa la hace. Así que pelándola y cortándola en dos o tres trozos eliminamos todo el riesgo que esa forma redonda imperturbable ofrece.

Supervisar el consumo de estos alimentos por parte de los mayores, cuando lo hacen los pequeñ@s, así frente a cualquier imprevisto podemos actuar rápidamente.

También se debe evitar la competición, así que dependiendo de la edad que tengan la velocidad puede ser otro elemento que aumente el riesgo de atragantamiento. Así que si no tienen al menos 6 años lo mejor es olvidarse de lo del ritmo de uva por campanada.

Otra medida adicional es abrirlas y quitar las semillas que pueden tener. Porque en vez de 12 uvas pueden tomar doce trozos, o lo que sean siempre que no representen un riesgo para la salud, ya que al fin y al cabo se trata de una tradición y no de una competición.
En resumen no ofrecer las uvas completas a menores de 5 años fomentando su consumo a alta velocidad. Y en caso de querer hacerlo lo mejor es que no tengan piel y este troceada. De esta forma evitaremos algún susto o tragedia que todos los años suceden por estas mágicas fechas llenas de tradiciones.

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