Cuando vi que mi sueño podría hacerse realidad lo tuve que posponer durante un año por motivos de trabajo. Pasado ese tiempo llegó la búsqueda de ese embarazo tan deseado, pero fue entonces cuando me di cuenta de que no era tan fácil como parecía.
Empiezas con una ilusión tremenda, deseando ver esas dos rallitas en los test de embarazo (a los que por cierto era adicta y de los que ya hablaré), pero a medida que pasaban los meses me iba desilusionando.
Cuando ya llevábamos un año con la búsqueda decidimos hacernos pruebas de fertilidad, y fue justo en ese momento cuando el milagro se hizo realidad. Pero por desgracia la ilusión duró poco tiempo, ya que en la primera ecografía vieron que no tenía latido, así que me tuvieron que realizar un legrado. Creo que no he sentido un vacío tan grande en mi vida, de hecho las primeras semanas las recuerdo con horror.
Pero poco a poco vas saliendo de ese agujero y empiezas a pensar en un nuevo embarazo... te vuelves a ilusionar. Quería que llegara pronto pero a la vez sentía miedo.
Me lo tomé con tranquilidad y al poco tiempo volvía a estar embarazada, aún puedo sentir esa mezcla de sentimientos cuando vi el test positivo. Unos meses después llegaba a nuestras vidas Pitusa para convertirnos en una familia y hacernos sonreir cada día.