Principales causas
Existen diversas causas que explican el aumento de peso progresivo en los niños, aunque la gran parte se deben a problemas nutricionales o de alimentación. Concretamente, se debe al desequilibrio existente entre las calorías consumidas y el gasto de éstas. La vida sedentaria actual y la falta de interés o tiempo de muchos padres aumentan las causas.
El aumento considerable de alimentos grasos y de azúcares en la dieta diaria es uno de los factores clave, junto a una escasez de nutrientes como vitaminas y minerales. Pues no es tanto la cantidad que se come, sino la calidad y los nutrientes sanos y necesarios para el organismo.
También hay causas sociales que hacen cambiar parámetros culturales mientras que otros niños no pueden abastecerse correctamente de alimentos saludables, por lo que necesitan una ayuda extra y exterior para luchar contra la obesidad infantil.
Cómo prevenirla
Dependerá de las distintas circunstancias personales y sociales el establecer una prevención total para acabar con el sobrepeso. Llevar una dieta saludable con alimentos ricos y variados es una posible solución. Así se incrementaría la ingesta de pescado (unas tres veces por semana), de frutas y verduras (a diario) y la reducción de carnes, embutidos y grasas, y por supuesto de bollería industrial. La OMS también recomienda la ingesta de frutos secos y la reducción de azúcares.
Además de la nutrición, realizar actividad física a diario ayudará a equilibrar el organismo a quemar las calorías del cuerpo. Los buenos hábitos deben inculcarse desde pequeños en casa y en la escuela. De lo contrario, el niño está estableciendo las bases para que la obesidad le acompañe durante toda su vida y, como consecuencia de ello, tenga problemas de salud con la aparición de diversas enfermedades. Además presenta inestabilidad emocional que disminuye, en gran medida, la calidad de vida del niño en todos los aspectos.