Hemos cambiado de imagen, ha llegado la primavera y me he renovado.
Porque la Primavera la sangre altera.
Y es que empieza el buen tiempo y nos llenamos de luz y de ilusión; salimos y llenamos los parques, las avenidas, las plazas, las terrazas, los merenderos, los jardines...
Buscamos los rallitos de sol, cerramos los ojos y miramos al cielo esperando que la claridad nos llene de vida.
Hoy he cerrado los ojos;
he mirado al cielo;
me he llenado de luz.
Me ha venido a la memoria un día del verano; del verano gallego.
Un día gris del verano lucense que llenamos de color haciendo gomas del pelo con bolitas de abalorios de madera coloreada.
Un día fresquito, como los de ahora, con risas y juegos en el patio de casa.
La primavera anuncia el descanso, los reencuentros, la paz (o el caos), las charlas hasta altas horas de la noche.
La primavera anuncia el buen tiempo, las reuniones de parque.
Anuncia que saldremos y llenaremos los espacios al aire libre, los parques, las avenidas, las plazas, las terrazas, los merenderos, los jardines... anuncia que nos relacionaremos más unos con otros.
Eso es bueno y nos ofrece momentos inolvidables en esta época de luz.
Revolotearán las mariposas; nos abanicaremos y acicalaremos; se llenará de vida el jardín, comeremos fresas y despediremos a las manzanas y naranjas.
Cerrad los ojos, mirad al cielo... ¡pensad!
Esta reflexión es para participar en el Reto facilísimo de abril: Primavera.
El blog anfitrión es Tartearte de + Irene H.S.
Visita otras propuestas interesantísimas aquí.