La sociedad incívica

Estar en la cola de algún sitio pensando cuál es la mejor manera para evitársela, ya sea ética o no. Pasar por una concurrida calle haciendo ver que no te das cuenta que hay gente esperando para cruzar por un paso de peatones (ya no hablamos de acelerar…). Presionar en la autopista al coche de delante de forma que si mira por el retrovisor nos ve hasta los pelillos de la nariz. Colarnos en el tren. No recoger las cacas de los animales de compañía. No utilizar las papeleras. Ver unos niños solos de tan solo 5 años solos que llegan a coger el tren sin que nadie les diga nada (noticia real...). Ser maleducados e irrespetuosos con los demás. Ver una agresión y mirar hacia otro lado.





Podría seguir y la lista sería prácticamente interminable… Vivimos en una sociedad altamente irrespetuosa e incívica. Somos egoístas y sólo perseguimos nuestro objetivo, muchas veces aunque ello implique perjudicar a otros. Somos envidiosos y, cuando alguien consigue algo bueno para esa persona, muchas veces en lugar de alegrarnos lo odiamos y hacemos lo posible para conseguir el yo más.

Es esta la sociedad en la que queremos criar a nuestros hijos? Es este comportamiento el que queremos que vean nuestros hijos como algo normal? Os puedo asegurar que tanto la supermami como yo no lo queremos, y no lo fomentamos…

Sin embargo, nos volvemos a encontrar en una de esas luchas tan desiguales que, a veces, desaniman. Ese David contra Golliat en el que, por mucho que tú intentes inculcar unos valores a tus hijos, éstos se tambalean cuando sales a la calle y ven que lo que tanto les enseñas no se cumple; poca gente lo cumple.



¿Cómo pretendemos cambiar nuestra sociedad si no vamos todos a una? Nos escandalizamos cuando nos enteramos de ciertas actitudes pero luego no participamos activamente en esos cambios. Estamos criando generaciones futuras y acabarán haciendo lo que les enseñemos… y lo que vean. Y si lo que ven son cosas como las que he comentado al principio del post, las cosas seguirán igual.

Desde aquí os animo a dejar de ponernos las manos en la cabeza por como somos y a ponernos manos a la obra para cambiarlo. Al final sólo quejándonos no solucionaremos nada. Hagámoslo por nuestros hijos.

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Etiquetas: educaciónsociedad

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