En esta ocasión vamos a conocer cuáles son los accidentes domésticos en niños más comunes para que podamos prevenirlos pero, antes, vamos a explicar qué debemos hacer en caso de que se produzca un accidente.
1.- Proteger. Tenemos que asegurar la zona donde se ha producido el accidente para que tanto el niño como nosotros no suframos un nuevo percance y agravemos la situación.
2.- Alertar. Llamar al teléfono de emergencias 112 para informar lo más calmadamente posible acerca del problema: edad del herido, tipo de lesiones, ubicación exacta, etc. Ellos se encargarán de darnos instrucciones sobre cómo debemos proceder y nos enviarán ayuda en caso de que sea necesario.
3.- Socorrer. Es el momento de ayudar a la víctima, bien poniendo en práctica nuestros conocimientos de primeros auxilios (si los tenemos) o bien siguiendo los pasos que nos marquen desde el teléfono de emergencias.
Atragantamientos
Los niños pequeños, sobre todo en la franja que va de los seis meses al año de vida, tienen una tendencia natural a introducirse objetos en la boca, lo que puede ocasionarles una obstrucción de las vías respiratorias con el consiguiente riesgo de asfixia.
Así pues, pilas, monedas, canicas, piezas de juguetes pequeñas... ¡ni verlas en esta etapa! También son frecuentes los atragantamientos con frutos secos, chicles, aceitunas, palomitas de maiz, así como con otros alimentos como zanahorias, uvas o salchichas. En estos tres últimos casos lo mejor es partírselos en pedazos muy pequeños.
Quemaduras
El mayor número de quemaduras se producen en la cocina, aunque también se producen abrasiones con el agua de la bañera. Antes de comenzar a bañar a los niños, y sobre todo a los bebés, debemos comprobar la temperatura del agua... es tan sencillo como introducir la mano para confirmar que está tibia. Exactamente igual debemos hacer antes de dar un biberón a un bebé.
Y en la cocina, lo más importante es que los mangos de las sartenes y cazuelas apunten siempre al interior, no tienen que sobresalir de la encimera. Además, tenemos que vigilar a los niños mientras estamos cocinando, no deben jugar donde estamos trabajando porque se nos puede caer comida caliente, aceite... y mantenerles alejados del horno cuando esté funcionando.
Ingesta de productos tóxicos
A los niños les llama la atención los llamativos envases de los productos químicos. Para evitar intoxicaciones, los artículos de limpieza y los medicamentos deben estar, preferiblemente, en muebles altos a los que no tengan acceso y con las puertas de cajones y armarios con cierres de seguridad instalados.
Traumatismos y cortes
Los resbalones en los baños y duchas son muy frecuentes. Y es que agua, jabón y un niño inquieto forman una peligrosa combinación que en numerosas ocasiones termina con un golpe más o menos serio contra el grifo, el suelo o el lavabo. Unas pegatinas antideslizantes dentro de la bañera y una alfombrilla para los pies fuera de ella ayudarán a evitar algún que otro susto.
Las caídas de las cunas y camas también son muy frecuentes, por lo que en las primeras edades es bueno contar con protectores. Por supuesto, también debemos evitar que salten sobre las camas y los sofás. Sabemos que les encanta hacerlo, pero suelen ser otro motivo frecuente de visita a las urgencias pediátricas.
En cuanto a los cortes, lo mejor es guardar a buen recaudo todo tipo de cuchillos, tijeras, cutters, etc., para que los niños no tengan acceso a ellos.
Ahogamientos
Debemos tener mucho cuidado también a la hora del baño en la bañera y con las caídas a piscinas particulares. Aunque son menos frecuentes, también merecen estar en esta lista por su altísima peligrosidad.
En la bañera, un bebé puede ahogarse en apenas tres centímetros de agua, por eso no debemos dejarles solos nunca mientras se bañan, ni tampoco distraernos con conversaciones con terceros o con el teléfono móvil. Durante el baño, la atención por nuestra parte debe ser plena.
Hasta que no aprendan a flotar y a nadar, las piscinas constituyen un peligro muy evidente. Así, si tenemos piscina en casa, aconsejamos cerrar su perímetro con una valla para evitar caídas. Y, cuando estemos dentro del agua, no debemos soltar al bebé nunca. Si es algo más mayor y está aprendiendo a flotar, la distancia entre nuestro hijo y nosotros no debe ser nunca mayor de lo que llega a alcanzar un brazo.
Electrocuciones
Debemos proteger a los niños de los enchufes ya que les atrae mucho tocarlos e incluso introducir objetos en ellos. Esto supone un peligro real que se puede solventar fácilmente comprando protectores de enchufes, escondiendo cables todo lo posible, no dejando nunca cables en mal estado o pelados al alcance de los pequeños y, sobre todo, instalando un diferencial que corte la corriente en caso de que esta se vea aumentada.
Siguiendo estos consejos, podremos estar mucho más tranquilos.
La próxima semana, más consejos en nuestro blog de Vivienda Saludable. ¡Te esperamos!