Así era a los pocos días de llegar a casa
Nos lo llevamos a casa y aquí sigue, 9 años después (y todo ello habiendo descubierto la mami que es muy alérgica a los gatos... ). No somos capaces de quitárnoslo de encima por eso; tomando determinadas precauciones es suficiente.
El tiempo fue pasando y llegó la HermanaMayor (por aquel entonces, hija única y princesa de la casa). Como la gata formaba parte de nuestra familia, seguimos los rituales recomendados para "prepararla" para la llegada del bebé (aquí unos ejemplos); no sé si lo sabéis, pero los gatos, a diferencia de los perros, muchas veces no son amigos de los niños... La adaptación de la gata (el bebé pobre ni se enteraba) consistía en mirarla durante horas y venir a maullarnos si la escuchaba llorar. Yo creo que pensaba qué era eso tan pequeño que solo lloraba :P
Con el enano la cosa ha sido algo diferente. Digamos que la gata ya estaba "curada de espanto" y ha pasado bastante de él; ella es feliz poniéndose en mi tripa por las noches y tomando el sol en la terraza.
Cuando los dos pequeñajos, cada uno en su momento, fueron tomando consciencia del mundo que les rodeaba, hubo un momento en que la descubrieron: una bola de pelo que se movía! Qué divertido!
Con la HermanaMayor ya nos queda algo lejos el recuerdo de sus interacciones diarias, aunque se han quedado algunas imágenes grabadas; siempre nos acordamos de una vez, cuando faltaba poco para que cumpliera un año, que la gata estaba en su camita al pie del sofá y la pequeñaja se puso a su lado y, ni corta ni perezosa empezó a acariciarla (le metía unos buenos tortazos) diciéndole BAAAAAAPA (guapa); la gata aguantaba el chaparrón con cara de resignación...
Jugando con la gata... creo que ella no se divertía tanto
Lo que estamos viviendo ahora con intensidad es la pasión que siente el enano por la gata; ya puede estar llorando, entretenido, con la mama o con el papa, que como la vea se pone frenético, a reir y a gritarle y ya no existe nada más en el mundo. La otra hace como si no lo oye... Siempre digo, medio broma, medio en serio, que el ránking de preferidos del enano es: Gata, mama, hermana y luego ya si eso, yo :P.
Aprovechando que no está la dueña...
Hay numerosos estudios que dicen que vivir con animales es muy beneficioso para los niños pequeños (ejemplo); a mi no me hace falta ningún estudio; solo tengo que ver a los dos pequeñajos como disfrutan y tratan a la gata (trato fantástico que normalmente es correspondido con un golpe con la pata -déjame-, un minimordisquito inofensivo -déjameeeee- o una huida por la tangente cuando se ve acorralada).
Qué vida más dura
También he escuchado alguna vez que hay gente que se quita los animales de encima cuando van a entrar niños pequeños en casa por miedo a parásitos, enfermedades o posibles peligros (los gatos incluso durante el embarazo por el riesgo de toxoplasmosis); no creo que tengan razón de ser. Muchos estudios también demuestran que los niños que viven con animales son menos alérgicos (ejemplo 1 y ejemplo 2) y, salvo contadas excepciones de especies peligrosas, los animales son lo suficientemente listos como para saber que tienen delante un minihumano al que no deben hacerle daño.
Nuestra gata, pese a no ser amiga de nuestros hijos, los defiende y se preocupa por ellos: viene si los oye llorar mucho o nos viene a avisar si ve que no los atendemos... Es un ni contigo ni sin ti.
¿Vosotros tenéis animales? ¿Qué haríais si vuestros hijos os pidieran uno?
Por cierto, a que es bonica nuestra gata? :)