No soy de comer polvorones. No es que no me gusten, pero me empalagan, al tercer bocado ya tengo la boca pegada, así que prefiero otros dulces. En casa tampoco gustan, solo compro un pequeño surtido variado para ponerlos en la bandeja de dulces navideños, los ofrezco a quien viene a casa, me como alguno cuando me acuerdo, pero si no me los como yo ahí se quedan.
Os estaréis preguntando que a qué narices vengo yo a hablar de polvorones en pleno mes de febrero. Los polvorones, a estas alturas, ya están más que pasados de fecha, aunque todavía queden algunos en la bandeja navideña porque, obvio, no se los ha comido nadie.
Pues esta historia viene a cuento de la fanfarronada que me tiré días antes de nochevieja en Facebook:
"Plan alternativo para fin de año. Como los polvorones engordan, probaremos con los polvorones disociados: polvos y rones, a la par o intercalados."
Nos echamos unas buenas risas a cuenta de la idea, y más de una dijo que se apuntaría porque tenía buena pinta. Pero de fanfarronada nada, que aquí servidora -y susodicho-, cumplió. Hubo más rones que polvos, pero hubo.
Y no solo acabé la navidad con unos kilos de más. Para mi, inexplicables, porque este año no he abusado de nada, no he comido turrón, polvorones de los de verdad solo un par de ellos, algún mazapán y poco más. Recuerdo que en nochebuena, momento "no me cabe ya ni el bigote de una gamba" me comentó mi cuñado, que es de los buen pico, que ese año no había comido yo demasiado. Y tenía razón, este año no he estado yo muy glotona.
El caso es que entorno al día de reyes empecé a notarme los pantalones apretados. No me cerraba el botón y me notaba desbordada, o sea, el michelín ahí, asomando bien. Y yo echaba cuentas y pensaba que no había comido más de lo normal, pero la báscula daba un par de kilos más. Bueno, vale, he salido más a comer y cenar fuera con unas amigas, con otras, 19 días sin madrugar y sin el trajín diario de cuando los niños van al cole y sus actividades extraescolares, he estado más parada.
Si me pongo, puedo justificar esos kilillos de más, que me extraña porque como yo soy de mucho comer normalmente, para mi las navidades no suponen un extra, y como suelo controlar bastante mi peso (me peso a diario en ayunas, antes de ducharme, para saber cuándo puedo pasarme y cuando no), hay un límite que no suelo sobrepasar y esta vez la báscula subía por encima de él.
Así que mi plan la semana después de reyes era un par de kilos de más y sentirme hinchada como una pelota. Y la mosca comenzó a rondarme la oreja. Empecé a notar cierto asco cuando habían pasado varias horas sin comer. Y me dolían las tetas.
Y es que va a ser que los polvorones engordan. Engordan de verdad. Y no me refiero a esos dos, o tres, o cuatro kilos de más que te quitas con el apretón - y n me refiero al apretón intestinal, sino al económico, que ese sí que ahoga - de la cuesta de enero, o en lo que tarda en llegar el verano... No. Son esos kilos que vas cogiendo gradualmente porque el polvorón que NO te has comido, lo estás horneando tú misma.
En resumen. Que si comes polvorones, engordas. Pero si disocias el concepto y haces el tandem polvos + rones, engordas más. Y si no, que me lo digan a mi.
Sí, te estoy viendo esa expresión ojiplática y no, no estoy de broma, ni una mijita.
Mi pequeño polvorón tiene fecha de caducidad y no será en navidad sino en en septiembre.
Y estoy segura de que en cuando lo vea desearé comérmelo de un bocao de lo rebonico que será, como me pasó con sus hermanos.
Y estará más rico y comestible que todos los polvorones El Patriarca y La Estepeña juntos.
Y engordaré kilos, pero kilos de amor, de pasión, de locura, de orgullo.
Y me empacharé mirándolo, mirándolos... Mi dulce empacho serán mis tres hijos en mis brazos.
Si es que todavía se está horneando y ya estoy empalagosa perdía.
De alguna manera preveía que este año sería especial, decidí entrar en él con buen pie y prometí darlo todo para que así fuera. Y vamos que si voy a darlo todo, ¡hasta voy a dar a luz!.
No imaginaba que lo que me traería este nuevo año sería un nuevo bollito, y a estas alturas, tras el susto inicial, solo puedo decir que...¡¡¡BIENVENIDO SEA!!!
(y que venga con un pan y a poder ser una nómina fija bajo el brazo).Así que sí, se puede decir que entré en el nuevo año con buen pie, tranquila, sonriente, rodeada de los míos. Ojalá sea un anticipo de lo que me depare este nuevo año. Por mi parte, prometo darlo todo para que así sea. - See more at: http://www.laaventurademiembarazo.com/2015_01_01_archive.html#sthash.Kmy5G7BH.dpuf
Así que sí, se puede decir que entré en el nuevo año con buen pie, tranquila, sonriente, rodeada de los míos. Ojalá sea un anticipo de lo que me depare este nuevo año. Por mi parte, prometo darlo todo para que así sea. - See more at: http://www.laaventurademiembarazo.com/2015_01_01_archive.html#sthash.Kmy5G7BH.dpuf
Así que sí, se puede decir que entré en el nuevo año con buen pie, tranquila, sonriente, rodeada de los míos. Ojalá sea un anticipo de lo que me depare este nuevo año. Por mi parte, prometo darlo todo para que así sea. - See more at: http://www.laaventurademiembarazo.com/2015_01_01_archive.html#sthash.Kmy5G7BH.dpuf