Babycenter/Flickr
Hace poco tuve la oportunidad de ver cómo era el momento de la comida en casa de una familia con dos niños pequeños. Concretamente, de dos y de cinco años. Los padres, ambos trabajadores dentro y fuera de casa, y me consta que muy implicados en la educación de sus hijos, me aseguraban entre prisas y gestos de 'ese cansancio feliz' tan típico del progenitor, que a veces sentían que no daban a basto, y que eludían por todos los medios contratar a una tercera mano o ayuda para la crianza de los peques.
-Nos apañamos. No queremos delegar la crianza de los peques, algo que es un deber solamente nuestro, en una extraña, por muy profesional que sea.
Cuando escuché estas palabras no pude evitar acordarme de muchos de vosotros, papás, que no tenéis más remedio que recurrir a canguros y a guarderías para la crianza de los peques, pero era su opinión, totalmente libre...
Algo que me chocó bastante fue ver cómo a pesar de que estos padres, aparentemente muy 'leídos' en técnicas y métodos innovadores y flexibles para criar a sus hijos como fomentar el apego, practicar el colecho con ambos niños durante años o ser unos ultra defensores de la lactancia (el de dos añitos sigue mamando aun) se convertían, de repente, en unos 'tiranos' a la hora de dar de comer a sus hijos.
No sé si es porque les pillaba en un horario difícil, o quizá yo tuve una percepción algo exagerada aquel día, pero pensé que cómo podían ser tan abiertos para unas cosas, y tan poco flexibles para el tema de la alimentación. Palabras amenazadoras, voz elevada y técnicas algo antiguas que utilizaban con nosotros de pequeños, como impedir que los niños si quiera miraran el postre, o castigarles y llegar a hacerles llorar, impidiendo que se levantasen hasta que no se acabaran todo...fueron algunas de las cosas que presencié.
Esto me llevó a algunas reflexiones: quizá ni siquiera los padres más informados y ¡supuestamente! activos en la crianza libre de sus hijos, tienen del todo claro cómo actuar en muchas otras ocasiones. También que el ritmo de hoy en día, las prisas y el estrés, llevan a comportarnos de manera muy desafortunada con los peques, que esperan siempre muuucho de nosotros. Pero, por encima de todo, reafirmarme en la opinión de que, con los niños, casi siempre es mejor reforzar una conducta positiva , por ejemplo, prometiéndoles 'un premio' o compensación (''si te comes la verdura, tendrás postre...'') que utilizar técnicas que fomenten el miedo, como la prohibición o la amenaza.
¿Habéis conocido un caso igual alguna vez? Unos papás que actúen bajo unos parámetros educacionales en un sentido y de repente, zas, te sorprendan así?
Foto. Zara Kids.