Desde la trinchera de mi casa, donde vivo entre candados, alarmas, cerrojos y miedo de salir, parece mentira, vivir en un país tan maravilloso y rico en todos los aspectos, en cultura, vegetación, paisajes, fauna y la única que se destaca por ser una lamentable porqueria es la delincuencia de la que el gobierno no hace nada, justicia humana es la que se necesita, para todas las familias que llevamos una herida en el alma, claro que sé que las pérdidas son eso, nada ni nadie va a regresar del cielo ni se va a poder vivir con la paz secuestrada, pero sería un consuelo.
¿Viva México?, si, que vivan los jóvenes que en sus manos tienen el poder de hacer un cambio con tanto que mi patria tiene por ofrecer.
¿Viva este México?, no lo creo, no lo siento, me duele escribirlo, me duele vivirlo, la sociedad que se respira es más materialista, más vacía, carente de valores y de líderes que lo encaminen, me asusta lo vivido dentro de mi comunidad y fuera de ella, estamos en tierra de nadie y para nadie.
¿Qué cómo me siento? Triste, traicionada, asustada y llena de rabia, no dejo mi país porque las raíces son fuertes y el árbol que sembré tiene ramas en crecimiento, porque aún tengo un poco de fe que alguien puede llegar hacer el cambio, haré lo propio dentro de mi casa, y comencé con mis hijos.
Ética, honestidad, empatía, valores, lealtad, amor y respeto a la vida y a lo ajeno.
Ya basta de ser pseudo reporteros con un teléfono y acerquémonos a ayudar, a ser activos y no pasivos, el valiente vive hasta que el cobarde quiere.
A los 40 estoy convencida que somos más los buenos, solo que vivimos con miedo, necesitamos forjar un mejor futuro, hay que estudiar más, trabajar más, respetar más y dejar de ver lo que no se tiene para valorar lo que sí, hoy por hoy lo esencial: la vida por sí misma.