Si ya me hace ilusión celebrar mi cumpleaños, no digo ya los de mis hijos. De hecho, desde que soy mamá me hace más ilusión preparar y celebrar los cumples de mis peques que el mío propio, donde me bastan una tartita, una vela y que ellos soplen conmigo.
Resulta que además mis hijos son de los que cuentan los días que faltan para que llegue su cumpleaños, uno a uno, con una ilusión que cualquiera no se toma en serio celebrarlo. No es que me exijan mucho -afortunadamente-, pero anhelan su fiesta con su familia, sus amigos, sus regalos y sentirse especiales por un día, a pesar de que comparten celebración, cosa que también les encanta. Bueno, a mi niña menos, que es un poquito más suya.
Lo reconozco. No soy la reina de las fiestas de cumpleaños, soy poco habilidosa, menos imaginativa y muy vaga, pero ganas no me faltan así que tiro de mis recursos para cumplir las expectativas de mis hijos (aunque no sea digna de Pinterest), lo hago lo mejor que puedo en ese momento -aunque me salga una churri-tarta de fondant- y me conformo con que ellos sean felices. En el fondo, los niños necesitan muy poco para ser felices, y lo tengo más que comprobado.
Este año por razones obvias -barrigón de 31 semanas y un calorazo de morirse- no tenía el ánimo ni la energía para meterme a sacar imprimibles, personalizar detalles, hornear y decorar tartas y cupcakes. Es más, salvo el lugar de al celebración, que lo reservamos con 3 semanas de antelación, hasta dos o tres días antes no tenía previsto nada.
Así me pasa lo que me pasa. Que llega el momento de ir a hacer la compra de picoteo, bebidas, vajilla y decoración, en plan me voy a complicar lo menos posible, mis hijos me dicen a coro que quieren una fiesta de los Minion. Y yo la mar de tranquila, conla MinionFiebre que hay debe haber artículos de decoración por doquier, y si no vasos y platos amarillos, que dan el pego.
¡¡¡Pues no!!!. Dora, Mickey, Winnie de Pooh, Princesa Sofía, Frozen, Spiderman y etc... Pero de los Minion !na de na!. Y lo que es peor, ¡tampoco vajillas desechables en azul y amarillo!. Casi me da algo, porque cualquiera le decía a mis niños que no había fiesta de Minions, ¡con la ilusión que les hacía!. Me sentí la peor madre del mundo por haber dejado todos los preparativo a dos días de la fiesta, si me hubiera preocupado unos días antes seguro hubiera encontrado solución seguro. Porque ya no es que no pudiera decorar la fiesta -tenía la opción de los imprimibles descargables pero mi impresora falleció hace tiempo en acto de servicio- es que tampoco podía hacer la tarta que ellos querían porque la tienda donde compro el fondant está cerrada.
Una serie de catastróficas desdichas cumpleañeras.
Pero... de gente buena está el mundo llena, y de buenas amigas más, de esas que valen más que el oro, más. Y a pesar de que solo faltaban dos días para la celebración, la misma mañana de la fiesta un mensajero me alegró el día, de parte de alguien. Abrí el paquete impaciente y me encontré todo esto...
Sí, una caja llena de artículos de decoración para cumpleaños Minions que no solo me libró de un marrón de malamadre total sino que significaba cumplir la ilusión de mis hijos ese día, ¡¡tendrían su fiesta deseada!!. Bueno, bueno, ni os cuento la que se armó en casa viendo todas las cositas, que si platos, que si vasos, que si servilletas -lo típico, sí, pero es que eran muy muy molenes-, que si globos, guiraldas, que si caretas y velas la mar de chulas, ¡ains, si es que no se si me estaba haciendo más ilusión a mi que a ellos!.
Así que decidimos ir con tiempo al lugar de la celebración para poder decorarlo tranquilamente y con detalle. Pero no nos salió todo lo bien que esperábamos: llegamos con más de una hora de antelación a la hora fijada, nos encontramos con que no solo estaba cerrado sino que cuando llegó el personal nos dimos cuenta de que había una confusión con el horario y ellos habría media hora más tarde de la que habíamos convocado a todos los invitados.
Nos hicieron el favor de abrir un poco antes para poder decorar, pero si bien yo quería hacerlo tranquilamente no nos quedó otra que apurar y hacerlo como buenamente pudiéramos, con la presión de saber que los invitados nos iban a pillar en medio del fregado. No me dio tiempo a inflar los globos, decorar como me hubiera gustado, de hecho me agobiaba ver que no acababa de colocar cosas, los invitados llegaban y empecé a ponerme nerviosa porque no estaba saliendo como esperaba... pero pensé que lo importante era que la gente estaba allí,que aunque no con todos los detalles mis hijos tenían su fiesta de Minions y que, llegado ese momento, yo había hecho todo lo que etaba en mis manos, y que no fuera perfecto no era motivo para agobiarme. Mis hijos eran felices igualmente y eso es lo que importaba.
Así quedó la mesa decorada, los Minion invadieron la fiesta y a los niños les encantó, si es que no se yo qué tienen estos bichejos amarillos para que causen tanto furor... bueno, sí, ¡que son la mar de majosy divertidos!
Las caretas causaron verdadero furor, los niños se lanzaron a ponérselas en cuanto las vieron y se autoproclamaban Kevin, Bob y Stuart mientras correteaban y presumían de ellas, para envidia de los invitados de otros cumpleaños aledaños. Y para muestra, la Minion más guapa de toda la fiesta que me daban ganas de comérmela a besos.
La tarta, como no, también de estos personajillos amarillos, no era made in feita na casa como me hubiera gustado pero a los niños les encantó. Lo mejor como no fue soplar las velas tan molonas de sus personajes favoritos, velas que tuvimos que encender varias veces porque todos los niños querían soplarlas... ¡y algún adulto también!.
En definitiva, que a pesar de tener el tiempo en contra y los imprevistos de última hora, la fiesta fue un éxito total y absoluto. Los niños se lo pasaron pipa merendando, jugando a ser Minions con sus caretas, montando en todas las atracciones del parque, y yo no puedo estar más que satisfecha por saber que gracias a Chiquiparty mis hijos han tenido la fiesta que querían, ¿qué más puedo pedir?