Hoy mi niño cumple 6 años. Ese bebé que se dio prisa por nacer, que me regaló un parto maravilloso, que me hizo conocer el amor más grande, puro, incondicional y desinteresado. Ese amor que me desborda el pecho cada vez que lo miro, que lo abrazo, que pienso en él.
Entiendo el amor de verdad desde que soy madre, y entiendo que solo daría mi vida por mis hijos, que son lo más grande. Ser madre me ha hecho brotar el lado más generoso y entregado pero también el más egoísta y posesivo. Todo por mis hijos, solo por y para mis hijos, porque ellos son más que mi vida.
Mi niño cumple años y ya queda muy atrás ese bebé que fue. Pero no me importa, aunque el tiempo pasa inexorable y no hay vuelta atrás, verlo crecer está siendo algo tan gratificante y tan maravilloso que, aunque quisiera que el tiempo pasara más lento para disfrutar aún más de cada etapa de su vida, me siento inmensamente feliz y orgullosa de verlo hacer se persona.
Mi niño que nació pelón y ahora tiene una mata de pelo que para mi lo quiero y que acaricio con más placer casi que a mi gato. Mi niño, con unos ojazos que le ocupan toda la cara y que te lo dicen todo. Esos ojos que lo mismo expresan felicidad total, que me hacen chantaje emocional igualito que Gato con Botas, esos ojos que me expresan su miedo y su inseguridad o su total tranquilidad. Mi niño, ese que si digo "ains, cuánto me acuerdo de cuando eras un bebé y te dormías sobre mi" me responde "lo se, mamá, y me sigue encantando hacerlo". Y es verdad, adora dormirse en mis brazos y a mi que lo haga, no puedo evitarlo.
Si tuviera que definir con una palabra a mi hijo, lo tengo claro: ESPECIAL. Podría atribuirle muchos calificativos que sin duda los tiene: guapo -soy su madre, qué voy a decir-, cariñoso, alegre, simpático, generoso, inteligente... Podría seguir hasta el infinito porque soy su madre y todos los adjetivos son pocos. Pero sin duda es especial, y eso es algo que no veo solo yo.
Especial por su manera de querer, por su manera de demostrarlo, por cómo necesita querer y ser querido, necesita tanto recibir cariño como darlo. Por su independencia dependiente, es un niño resuelto y valiente pero siempre necesita tenernos cerca, necesita nuestros abrazos, necesita nuestra presencia. Por su empatía, cómo es capaz de entender los sentimientos ajenos, ponerse de igual a igual. Por su sensibilidad, cómo le afecta que alguien se pueda sentir mal o sea "diferente" por algún motivo. Iván es muy especial y es algo que me encanta. Es diferente y me resulta encantador.
Si tuviera que destacar una cualidad... las he dicho arriba, ¡tiene muchas! pero me encantan su generoridad y su capacidad para perdonar. No hemos tenido que enseñarle a compartir, antes de pedirle ofrece, piensa en los demás más que en sí mismo, le gusta ser justo, y si le pides uno, te da dos, aunque ello signifique renunciar a lo suyo. Y esto es algo que en cierta medida me da sentimiento, el ver que prefiere dar algo aunque se quede sin ello con tal de que otro no se sienta mal por no tenerlo. Una cualidad que, si bien no tienen muchos niños, por desgracia tampoco la tienen muchos adultos.
Y su capacidad para perdonar, de la que estoy aprendiendo muchísimo. Seguramente influya el hecho de que yo le pido perdón sin vergüenza ni reparos, siempre he tenido clarísimo que se predica con el ejemplo y a mi no me importa pedirle perdón si me he tropezado y le he hecho daño sin querer, o si le he reñido por algo que no he hecho. Mi niño lo perdona todo, y sufre mucho cuando hace algo, pide perdón y se encuentra una negativa por respuesta.
Mi niño hoy cumple 6 años. Nos acordaremos mucho de este cumpleaños. Hace 3 años tuvimos que aplazar su celebración porque su hermana decidió nacer ese día. Este año también hemos tenido que aplazar la fiesta, que era hoy, porque la varicela ha tenido a bien aparecer para fastidiarnos la semana. Pero no pasa nada, mi niño está estupendamente, la varicela ha pasado de manera leve pero su cuerpo, ya tenemos nueva fecha para su fiesta -y la de su hermana- y hoy soplaremos las velas en familia, que no es poco.
Tengo la sensación de que pronto mi niño podrá leer estas lineas. Lee muy bien, y seguramente no habrá leído este blog porque yo no se lo he propuesto. Quizás el objetivo real de este blog esté cada día más cerca.
Cuando ese momento llegue, cariño, quiero que sepas que no solo te quiero más que a mi vida, que lo sabes porque te lo repito hasta la saciedad, y que estoy muy orgullosa de ti. No por lo que vas consiguiendo a medida que creces, sino por cómo eres. Estoy orgullosa de ti por el simple hecho de ser tú. Estoy orgullosa de ser tu madre, y espero que algún día de verdad entiendas este orgullo que me desborda.
Gracias por enseñarme a ser mamá, para lo bueno y lo menos bueno.
Y ahora me voy a acabar de preparar tu tarta de cumpleaños, esa de chocolate que se que te comerás hasta la última miga, porque te chifla el chocolate. Y sí, se que estás medio enfadado porque no te he dejado prepararla conmigo... Pero la decoraremos juntos.
PD: como parece que corre la leyenda de que en los blogs solo se habla de la maternidad hasta los 3 años, sobre todo cuando son bebés, no os preocupeis: aquí hay tema para rato, como mínimo hasta que mis hijos se vayan a la universidad.
PD2: sí, son casi las 12 de la noche y hasta ahora no he podido publicar la entrada, pero a cambio hemos pasado una tarde genial con una fiesta de cumpleaños familiar improvisada, y ya sabéis que estas fiestas son las mejores.