Mi bebé cumple dos años

Mi bebé cumple dos años, y estos días todo son retrospecciones y recuerdos. Volver una y otra vez a los mismos días que ahora, pero hace dos años. Recordar las sensaciones y vivencias de aquellos días, con la perspectiva del tiempo que ha pasado. Y, no pudiendo evitar ser repetitiva, qué rápido pasa el tiempo. Dos años que parece mucho tiempo pero han pasado volando. Dos años desde que inicié mi tercera maternidad, y ya no tengo bebé. Cada nacimiento de un nuevo hijo es un punto de inflexión en la vida, o al menos así lo siento en la mía. Cada uno de mis hijos ha marcado un momento crucial, y un nuevo comienzo. Es inevitable. Con mi tercer bebé, no podía ser de otra manera. Un bebé no buscado pero muy querido y deseado, que no llegó en el mejor momento pero quizás por eso tenía que venir. A lo mejor fue que yo tenía que parar y comenzar de nuevo para resetear todo mi sistema, atascado en un bucle infinito, y mi bebé fue ese formateo vital que necesitaba. No puedo dejar de recordar con añoranza esos días. Mis últimas sensaciones embarazada, la magia de parir de nuevo, sentir a ese pequeño ser frágil, vulnerable y totalmente dependiente respirar sobre mi pecho, piel con piel. Creo que no hay sensación más maravillosa en la vida que esos primeros momentos de vida de mi bebé sobre mi, encontrándonos por primera vez, re-conociéndonos y enamorándonos en un flechazo perfecto. Llegar a casa y sentir de nuevo que ya no será la misma, porque hay un nuevo miembro. La delicadeza con que mis hijos, esos que parecen haber crecido de golpe de un día para otro, tratan a esa criatura que es su hermano. Comprobar que, efectivamente, el bebé no resta sino que multiplica por infinito nuestra felicidad. Respaso una y otra vez a esos primeros días, ese volver a criar y maternar a mi cachorro, esta vez con la ayuda de sus hermanos y con la ventaja de la experiencia. Y me parece mentira que ya no quede ni rastro de mi bebé. Lo echo de menos, no puedo evitarlo. Adoro la sensación de tener un bebé. Pero el tiempo pasa y me siento afortunada porque, a pesar de que no ha sido fácil, he disfrutado muchísimo de estos dos años de crianza y tri-maternidad. Sobre todo, me siento orgullosa de ver crecer a mi bebé feliz, acompañado siempre de sus hermanos, y comprobar que efectivamente mi vida no sería la misma sin ellos tres. Y que mi bebé era la pieza que nos faltaba para encajar el puzzle de nuestra familia. Mi bebé cumple dos años y no puedo estar más enamorada de él. Ese bebé precioso se ha convertido en un niño igual de bonito, con unos ojos preciosos y una mirada arrebatadora. Un niño simpático y cariñoso con una debilidad especial hacia sus hermanos. Y con una mamitis que me sube el ego a las nubes. Un niño inquieto, curioso, queriendo descubrir el mundo por sus propios medios. Valiente, autónomo pero prudente, imitando en todo lo que puede a los ídolos que son sus hermanos. Un niño que se adapta a todo. Que lo da todo. Que te lo puedes llevar donde quieras. Que sigue nuestro ritmo sin una queja. Qué voy a decir yo de mi niño, si soy su madre. Que lo quiero con locura. Que me tiene loca perdía porque no se puede ser más guapo y más adorable. Que siento que la vida no me podía haber hecho mejor regalo. Que no seré rica en bienes materiales pero mis hijos son mi mayor tesoro. Y que no, de ninguna de las maneras imagino mi vida sin mi pequeño Bollicao que me ha regalado una última maternidad que no podía ser más bonita. Dos años después, no ha sido fácil, pero mi bebé ha logrado que solo recuerde lo bueno. Ha logrado que mi balance global sea maravilloso. Y que cuando me dicen “hay que ver tú, pobre, sola con tres hijos” yo piense que no me puede haber tocado mejor lotería en la vida. Mi bebé ya tiene dos años. Quizás es el momento de que vaya dejando de decirle “bebé”, porque poco bebé queda ya en él. Que deje ya atrás esa etapa y de un paso adelante hacia todo lo que nos queda por vivir y disfrutar juntos, que es mucho. Pero no puedo evitarlo. Es y será, siempre, mi bebé. Mi tercer bebé. Felicidades mi bichito, que cumplas muchísimos más, y que la vida nos regale muchos años juntos para compartirlos y acompañarte en cada uno de ellos.

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