Aprender cómo manejar a los niños con TDAH es un tanto difícil. Ya que, los niños son inquietos por naturaleza no es ningún secreto. En sus primeros años de vida, están en la edad de descubrir nuevas cosas y de, poco a poco, tratar de entenderlas. El tipo de educación que demos a nuestros pequeños condicionará en buena parte su vida, por lo que es fundamental que les prestemos toda la atención posible.
Generalmente, los infantes tienen la cualidad de aprender con muchísima rapidez. No obstante, siempre puede haber impedimentos que les hagan perder la concentración que necesitan para hacerlo. Un ejemplo destacado es el caso de los niños hiperactivos, un trastorno que se puede tratar y conseguir revertir sus consecuencias.
Un problema de atención
Independientemente de la educación que reciban, hay niños a los que les cuesta concentrarse más que a otros. Es un problema al que a menudo no le damos la importancia que se merece, pero que puede tener resultados nefastos en la socialización del pequeño.
Se trata del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Berta Romero, psicóloga de la Fundación ADANA, explica que "es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por la presencia de tres síntomas típicos: déficit de atención, impulsividad y/o hiperactividad motora y/o vocal". La hiperactividad se reconoce principalmente en los niños, porque éstos desconocen la manera que deben tener para actuar o, simplemente, les cuesta más asimilar las reglas sociales. Berta Romero asegura que se identifica como un trastorno "cuando los síntomas o los comportamientos que tengan se observen con mucha mayor frecuencia e intensidad que en otros niños de su misma edad, de manera que interfieran en su vida diaria en casa, la escuela y su entorno en general".
No obstante, el TDAH también se puede manifestar en la edad adulta, aunque no todos los que lo padecen de pequeños siguen sufriendo de la misma manera sus efectos. La especialista afirma que sobre "un 50% de las niños con hiperactividad manifestará el trastorno en la edad adulta", por lo que se estima que es un porcentaje bastante importante. Romero añade que "recientes trabajos epidemiológicos desvelan que la prevalencia en la población adulta se sitúa en torno al 3% ó el 4%, lo que indica que es un trastorno frecuente". Con esto se hace patente la importancia vital que tiene la detección y el tratamiento de este trastorno durante la niñez.
Diferente según la edad
Esta enfermedad se puede presentar de muy diferentes maneras, y no todos los afectados desarrollan los mismos síntomas. La experta explica que varía según la edad, "en edad escolar suelen ser niños muy inquietos e imprudentes: quieren tocarlo todo, hablan muy deprisa y es difícil que acaten las órdenes".
Con la llegada de la madurez, los síntomas motores de la hiperactividad dejan de hacerse tan evidentes, "los adultos pueden permanecer sentados, aunque se muestran muy impulsivos, pueden hablar en exceso y su capacidad de atender está muy mermada", puntualiza Romero. Estudios actuales afirman que el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad es el trastorno con mayor incidencia en la infancia. No obstante, la incidencia del TDAH "es mayor entre niños varones, con una proporción de cuatro niños por cada niña", comenta Berta Romero.
Entendiendo su comportamiento
Nuestra labor como padres y educadores pasa por enseñar a nuestros hijos a comportarse y a estar preparados para la vida. Conseguirlo supone un trabajo familiar constante y paulatino, para el que se deberán llevar a cabo algunas estrategias. La especialista recomienda que "los padres del niño con TDAH decidan conjuntamente y de manera coherente las normas del hogar. Una vez claras las deberán transmitir al hijo creando un espacio de diálogo y de comunicación.Éstas le ayudarán a saber lo que se espera de él, a que se sienta seguro y a diferenciar entre lo que esta bien y lo que esta mal". Para que nuestro hijo entienda las reglas y las ejecute lo más satisfactoriamente posible, "deberemos situarnos físicamente próximos a él y establecer un contacto ocular directo", aconseja Rome
En la escuela, es muy importante que "el educador conozca y crea en las posibilidades de sus alumnos, que intente buscar alternativas para adaptarse a sus necesidades específicas y colaborar así en el desarrollo de su máximo potencial", declara Berta Romero. Para que el niño estudie, resultará vital nuestro apoyo, pero también que disponga de un lugar adecuado, que sea siempre el mismo y con un horario preestablecido.
Más allá de la especial atención que requieren estos pequeños, el TDAH debe ser tratado. Una vez realizado el diagnóstico por parte de un profesional de la medicina o de la psicología, se valorará el tipo de tratamiento adecuado que necesita. Es imprescindible entender que necesitan unos cuidados especiales, ya que de lo contrario, podrían desencadenar fracaso escolar o problemas de adaptación, condiciones que repercutirán irremediablemente en su vida como adulto.
¿Conocéis casos cercanos de TDH en niños?