La semana pasada tuve el placer de asistir a la Petit Style Walking de Madrid. Si no estás en este mundo (infantil, se entiende) te comento que es una de las citas imprescindibles para conocer lo que presentan las marcas de moda para los más pequeños.
A parte de la excelente organización del evento, obra de Petit Style y MiraMami.com, y de las colecciones, que algunas me encantaron (ya te las presentaré en otro post) me llamo poderosamente la atención la profesionalidad de los niños que desfilaron. No es que lo hicieran bien, que lo hicieron, sino que algunos, desde mi punto de vista, rozaron la perfección que se puede exigir a un modelo adulto profesional. Y, si te soy sincera, no sé si me gustó porque me dio muchísimo vértigo.
Detrás de la mirada de muchos de los niños que desfilaron se podía ver esa chispa, ese nerviosismo, esa inocencia que desprenden los ojos de los niños. Sin embargo, la mirada de otros era hierática, seria y no propia de esa edad. Muchas tablas...
Me imagino que esos niños habrán asistido a clases de pasarela, como otros van a clase de baile y otros a patines o a fútbol, y el que es bueno va a un desfile, como el que destaca en gimnasia rítmica representa a su cole en el campeonato de su ciudad o el que canta bien lo hace en el certamen que toque. Pero, quizá, porque me resulte más familiar, no me causa tanta extrañeza como me causaron esos niños. Eso, unido a un mundo tan complicado como el de la moda, me da por pensar que no es la actividad más adecuada para los pequeños. No sé, escribo por no callar, pero ¿no se estarán perdiendo algo esos niños? ¿no van muy deprisa?
Y luego está el tema de los padres. Muy bien amueblada tienes que tener la cabeza y los pies en la tierra para poder gestionar tus emociones (y tu ego) y por ende las de tu hijo y no crear un monstruo. Si te soy sincera, yo no sé si sería capaz de hacerlo.
Que quede claro que estoy absolutamente a favor (y me encantan) de este tipo de desfiles pero siempre que vea en la pasarela al niño y no al mini Jon Kortajarena de tuno.
Y tú, ¿qué opinas? ¿te gustaría que tu hijo fuera modelo, aunque solo fuera un día? ¿Crees que es una actividad correcta para ellos? ¿Deberían ser menos profesionales los niños de pasarela?
Me encantaría conocer tu opinión y más si eres madre o padre de uno de esos niños.
¡¡FELIZ LUNES!!