Yo no soy la reina del orden, aun cuando mi signo del zodiaco diga que debería serlo. Siempre he apelado a “mi orden dentro del desorden” y recuerdo perfectamente cuando de pequeña me decían “lo que no está ordenado se va a la basura” para que recogiera y oye…recogía mi habitación que hasta encontraba juguetes perdidos!! Aun así no surtió efecto en mi, y crecí con un cierto desorden (sino que le pregunten al maletero de mi coche…) Con esta “herencia genética” vamos a estudiar el caso en casa:
¡Mi hija mayor es especialista en sacar cosas! Tiene mil ideas en la cabeza pero su necesidad de movimiento continuo no la deja estarse mucho rato con el mismo juego. Eso no impide que su idea de planazo sea:
alinear todas las sillas de la casa en el salón para hacer un cine; o hacer un picnic
sacar todas las pelotas de plástico que alguna vez llenaron una piscina de pelotas, y esparcirlas por toda la casa
traer todo lo del cuarto de juegos al salón. Todo. No se deja nada. Y no para jugar, sino por traerlo. “porque jugamos que nos vamos de viaje”
destruir una construcción de lego y esparcir las piezas..
puede ser una de estas opciones, o alguna parecida…o todas juntas en una sola tarde!
Antes de enseñaros como queda mi casa, os contaré que, sin que el padre de las criaturas tuviera voz ni voto, hace tiempo decreté que el salón también podía ser invadido por juegos y juguetes de las niñas, para que en el hipotético caso que cada una se entretuviera sola, estuviéramos los 4 en el mismo espacio. El padre de las criaturas defendió el orden y limitó el desorden…hasta que la enana empezó a gatear. Ahí se rindió y el agotamiento por ir todo el día recogiendo pudo más y se recoge cuando hay toque de queda (es decir, cuando las niñas deciden dormirse) y nuestro salón está mucho mejor decorado que antes: libros infantiles en la biblioteca, pegatinas en los cristales, rincón artístico…“digno” de una revista de decoración.
Yo, la verdad es que disfruto de esta invasión del espacio. Prefiero tener todos mis libros apretados en un espacio reducido y tener una biblioteca infantil bien variada y que lo invada todo:
No me importa tener que ordenar el doble si es una sola vez al día, porque lo de agacharme 500 veces al día para ir recogiendo detrás de ellas aunque sea buen ejercicio no me va. Aunque reconozco que los días de la semana el padre de las criaturas se queda con esta tarea, y yo dedico algún que otro domingo a ordenar a fondo y devolver cada juguete a su lugar….Esos son los días que puedo hacer fotos como esta:
y cómo os decía, me gusta este caos. Las niñas crean su propio mundo ya sea debajo de la mesa del comedor, como convirtiendo el sofá en tobogán (sí, a lo mejor tengo que poner algún limite…), inventan cines, viajes, casas, restaurantes, y un sinfín de cosas más. ¿Que si recogen? Terremoto mayor ahora ya sí, almenos la mayoría de las veces, y la pequeña te dice tranquilamente que la ayudes y se queda sentada mirando como lo haces. Pero que lo pasan bien, lo pasan bien.
Eso sí, el mayor peligro es cuando invitan amigas a casa. Ese día, con la fantástica idea de lucirse con “lo que puedo llegar a hacer en mi salón” podemos ver escenas como esta:
Estos días, la abuela de las criaturas suele huir de este paisaje, y el padre de las criaturas tiene ganas de sacarme de una patada de casa cuando llega de trabajar pero…yo soy feliz. Y ellas (y sus amigas) también. Reconozco que a veces admiro esas casas con muebles blancos en los que no hay ni una mancha, casas donde los salones podrían ser perfectamente de una familia de recién casados, casa que no tienen pegatinas por los cristales o las puertas, donde la presencia de los niños no se nota por todas partes. Pero la verdad, a mi me gusta así. Me gusta encontrarme sus cosas invadiendo cualquier rincón, como encontrarme un dibujo entre mi ropa, me gusta la nevera con una mezcla de imanes de viajes e infantiles, me gusta encontrar pegatinas bajo la mesa de la cocina pues sé que algo han inventado ahí, y aunque pisar un lego debe ser una de las peores torturas, me gusta pensar que si ese lego anda por ahí es porque construimos una torre bien alta.
¿soy la única? ¿consigues mantener el orden o también reina el caos en algunas zonas de tu casa? ¿es voluntario o te has rendido como el padre de las criaturas?
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