Catorce meses y un día. Burgos, 19:33 de la tarde. Olivia comienza a andar.
Aunque habíamos tenido un par de precedentes en los que había dado algún pasito, llevaba un par de semanas en las que se agarraba a todo y no daba ni un paso si no estaba segura “enganchada a cualquier cosa”. Me daba la sensación de que había cogido miedo, estaba en “modo precavida” activado. Me chocaba un poco, porque hace unos meses la consideraba más bien una pequeña temeraria.
Aunque nunca he tenido ninguna prisa en que llegase el día que Olivia diese sus primeros pasos, porque sabía que tarde o temprano llegaría, he de reconocer que se me ha alargado más de lo que yo pensaba. Cuando con 8 o 9 meses Olivia ya se mantenía de pie y daba pasitos agarrada a todo lo que pillaba, pensé que sería cuestión de un par de meses que fuese cogiendo equilibrio y confianza para lanzarse a andar. No pensé que se ese proceso le llevaría 5 meses, pero así ha sido, a su ritmo, sin prisa pero sin pausa. Chica precavida vale por dos.
Cuando la gente me comentaba: “Ya verás, cuando menos te lo esperes se pondrá a andar”. Y yo pensaba: “¡si, claro!, así de repente, ¡sin más ni más!. No me lo creía. Pensé que un día daría dos pasito, luego, tres, cuarto… y que poco a poco iría caminando más y más. Pero no, como tantas veces, me equivoqué. El mundo tenía razón y yo no.
Y es que el día que Olivia comenzó a andar, estaba yo tiraba en el sofá de casa de mis padres con Olivia de pie, bien enganchada a ese mismo sofá. De repente se soltó y se puso a andar, sin más ni más. Pasito a pasito. Suerte de los móviles de ahora, que nos dan la posibilidad de grabarlo todo. Le di al “rec” y obtuve como resultando un vídeo de minuto y medio de duración en el que mi hija se paseaba andando de un lado para otro por el salón, la cocina y el pasillo de casa de mis padres. Oficialmente se había lanzado a andar.
Y desde ese momento no paró. Esa misma tarde fue del salón a la cocina una cuantas veces y se paseó por toda la casa como si no hubiese un mañana. De eso hace un par de semanas y desde entonces Olivia ha mejorado mucho su técnica. Cada vez va más segura y se cae menos, aunque en terrenos poco estables la pobrecita se cae de culo, de boca y de todas las maneras posibles.
Todo el mundo me decía: “Si ahora estás cansada, ¡verás cuando empiece a andar!¡Es mucho peor!”. Y yo me imagino que será cuando ande más ligera o incluso corra, porque yo ahora estoy la mar de feliz sin andar con la riñonada partida todo el día. Ella va y viene y es un poco más “independiente”. Eso si, no la puedes perder ni un segundo de vista, porque aunque va despacito, en cuanto la quitas el ojo parece que se teletransporte.
En resumen, que esto de que camine sola es un puntazo, ella la mar de feliz de un lado para el otro y yo puedo mirarla sentada sin necesidad de ir “eslomada” a su lado. Eso si, automáticamente se me ha hecho más mayor, y eso me da una pena del horror.
Y vuestros peques, ¿Cuándo comenzaron a andar?¿Fue de repente o poquito a poco?