Toda la semana pasada, la hemos pasado en casa sin ir a la guarde ni al trabajo. La pulga con una fiebre altísima, sin ganas de nada y sin apenas fuerzas, por lo que hice un esfuerzo y fuimos al centro de salud a que los pediatras de allí la mirasen y nos dijesen algo.
Normalmente no suelo ir al médico si no hay algo que me alarme mucho porque con mi pediatra ya he tenido un par de incidentes. Da la impresión de que no le gusta mucho su trabajo y le cuesta examinar a la pulga cuando vamos, llegando al extremo de tenerle que pedir expresamente que le palpe la tripa o le mire los oídos.
Un de las veces nos mandó a casa porque la niña no tenía nada y resultó que tenía una otitis gigante en ambos oídos.
Es por esto que cuando fui a pedir cita y me dijeron que estaba de baja y que nos tenía que atender otra pediatra me puse loca de contenta porque cualquier cambio seguro que sería a mejor, ¿no?
¡Pues nada más lejos amigos! Por increíble que parezca, lo que me encontré fue aún peor.
Nos atendió una doctora bastante seca que enseguida nos hizo pasar a la camilla y tumbar a la pulga. Le miró los oídos, le movió la cabeza y piernas de una forma bastante brusca y me dijo “ponte en la parte de arriba de la camilla y cógela fuerte de los brazos y la cabeza. Si llora no pasa nada, mejor que llore, que así abre la boca”
Su diagnóstico fue que tenía un resfriado y que no se podía hacer nada más que esperar, que tendría fiebre por lo menos 4 días más y que le siguiese ando lo que le daba hasta ahora cada 8 horas.
No pasaron ni 4 horas y tuvimos que salir corriendo a urgencias porque estaba rozando los 40 de fiebre y no tenía actitud de tener un constipado…
Resultó que tenía laringitis y otitis y nos tuvieron que mandar antibiótico.
Y aquí es donde vengo a exponer mi queja
Mi queja no tiene nada que ver con las 2 horas y media que me tocó esperar en una sala de espera abarrotada de gente con una niña ardiendo que se encontraba fatal, sino que esa espera, desde mi punto de vista fue totalmente innecesaria.
Yo puedo entender que a los pediatras se les escapen cosas, como a cualquier otro médico, pero la doctora de urgencia examinó a mi hija haciéndole las mismas cosas, tocándole en los mismos sitios y pidiéndole que abriese la boca, (no a mí que la agarrase para hacerla llorar), encontró una laringitis y una otitis que los pediatras pasaron por alto…
La sanidad está colapsada, hay poco personal y entiendo que las esperas sean largas, pero precisamente están los médicos de cabecera, los pediatras, para que te vean con tu cita previa y descongestionemos un poquito las urgencias.
Yo lo único que pido a los pediatras, es que entiendan que están tratando con niños, que tienen que tener un poquito de paciencia y poner de su parte porque al ser pequeños no les pueden decir qué les pasa sino que son ellos quienes han de averiguarlo.
Y antes de que nadie me diga que por qué no me cambio, en mi centro de salud los mejores pediatras están en el turno de mañana y no me puedo permitir faltar al trabajo cada vez que mi hija tiene fiebre
¿Alguien más con pediatras sin vocación por la sala?
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