Hoy estaba en Facebook y desde hace casi un año veo de cerca el caso de un chiquito de dos años que lleva más de año y medio con un cáncer súper agresivo. Sus padres son fuente de optimismo, fortaleza y fe, un gran ejemplo de muchas cosas para mi en estos momentos por muchos motivos que me rodean y en los que vivo.
A esta madre le han dicho varias veces que se lleve a su hijo a casa, que ya no tiene remedio y que sufre mucho, yo he pensado que si, que ya se lo lleve junto a su familia pues lleva mas de un año sin salir del hospital conectado a un "robot" como el pequeño le llama y por donde le pasan medicamentos y quimioterapias, son mas de diez cables que están conectados a su pequeño cuerpo.
La mamá sube vídeos de su bebé cantando la canción del sapo que nadaba en río, le consiguió botargas de pocoyo y Mickey para que no llorara a la hora de los miles de pinchazos que ha recibido, y es maravilloso porque cuando están en su cuarto, el bebe deja de llorar y se porta bien, ¡mi vida! Yo veo una jeringa y corro de terror!
Sus padres se han negado a dejar el hospital en los momentos más obscuros donde no ha habido esperanza, se quedan y dicen que hasta el último día van a luchar para que su hijo salga sano y caminando.
Después de más de seis meses este pequeñín por fin logro que le hicieran su transplante de médula ósea, tras más de 300 químios muchas de ellas intensivas, seguidas en siete días y en varias ocasiones, hoy por fin después de tanto la médula pegó y todos estamos felices.
Hoy su mami subió la foto de un cuarto distinto, ya no es el del hospital, es el de su casa, donde casi no uso su cuna y ya hay una pequeña camita, donde Mickey es el adorno principal por donde se voltea a ver, donde se ve el amor y la esperanza para que este niñito llegue a jugar libre, sin cables, sin gasas, sin vendas, solo con su familia en su cuarto verdadero, donde se le espera con mucha más emoción que cuando iba a nacer.
Este pequeño esta a días de regresar a casa, pese a todo pronóstico tanto de los médicos como de todos los que seguimos su caso. Ojalá y en estos días pueda regresar a su casa, recuperarse, ir al kínder y hacer amiguitos de verdad y no imaginarios, donde sus abuelos puedan abrazarlo con libertad y el pueda correr fuera de un pasillo de hospital, donde el sol por fin acaricie su hermosa carita y el aire de verdad pueda llenar sus pulmones de salud.
Hogar es en donde esta la familia, no un lugar, esperemos que el hogar de esta familia en particular ya sea en su casa.
A los 40 he recibido una gran lección, me la han enseñado los padres de Luis Pablo, aunque este muy obscuro, negativo, imposible, siempre la Fe en Dios, el pensar positivo, el sonreír aunque por dentro mueras de tristeza y desesperación puede llegar a crear un milagro, hoy veo este milagro de la mano de esta familia a la que no conozoco pero a los que quiero de corazón y celebro que el final de esta pesadilla esta cerca, Luis Pablo Aguilar Perez Negron, bienvenido a la vida de nuevo, mi pequeño gran maestro de sonrisas en medio de la desesperanza.