Nos tiramos piedras encima de nuestro propio tejado cuando nos enquistamos en el perfeccionismo de la autoexigencia: querer que las cosas salgan de una determinada manera (normalmente a la nuestra). Si no salen de este modo y no cumplen con las expectativas que nos habíamos autoimpuesto… ¡creemos que lo hemos hecho mal! Entonces nos frustramos, enfadamos y perdemos alternativas muy valiosas que nos impiden gozar de tranquilidad y alegría interiores.
¿Te suena de algo ?
La autoexigencia te habla sobre una falta de confianza en ti misma, a tener miedo a equivocarte y defraudar, o a no conseguir lo que te has propuesto. Y así es realmente difícil ser feliz, porque no eres justa contigo misma y no puedes ver con claridad lo bueno y bonito que ya existe en tu vida.
Con ello también existe poca adaptación a los cambios que se dan de forma natural con el devenir de los días (y más en los últimos tiempos que hemos vivido como sociedad y humanidad), y son vistos como tragedias en lugar de oportunidades que abren puertas.
O aprendemos a ser flexibles y adaptarnos rápidamente a los cambios… ¡o lo pasaremos muy mal!
Lo que es verdaderamente duro, y verdaderamente maravilloso, es renunciar a ser perfecto y empezar el trabajo de convertirte en ti mismo
(Anna Quindlen, escritora estadounidense)
En el siguiente vídeo profundizo en los procesos de autoexigencia personal y cómo superarlos para disfrutar de la vida como te mereces:
¿Sientes que te exiges demasiado y no sabes cómo salir del bucle? Si deseas que te acompañe y oriente en el camino de regreso hacia tu paz interior ponte en contacto conmigo, AQUÍ, para valorar tu caso.
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