Me encantan los coches pequeños y más si son para moverme por una ciudad con tanto tráfico como es Madrid. Por eso siempre mi coche ha sido enano. No sabes el gusto que da aparcar donde nadie, o casi, entra. Hay veces que lo meto en sitios que, una vez aparcado, ni yo misma sé como lo he logrado. Pero la satisfacción de haber aparcado se convierte en agobio si veo que he dejado tan encajonado al coche de delante o al de atrás que se van a acordar de mi y de mi familia mientras desaparcan. Pero si tienen espacio suficiente para poder maniobrar, logro conseguido. Sin embargo a la Princesa le angustia mucho y en cuanto me ve maniobrar más de la cuenta, ya establece ella sus parámetros.
- Mamá, por favor, déjalo para que por lo menos quepa el coche del ratoncito Pérez.
¿Y esa unidad de medida? ¡De dónde se la habrá sacado! Y me surge una duda, ¿el Ratoncito Pérez tiene coche? Y en tal caso, ¿qué modelo? Si tiene uno pequeño cumplo con los requisitos, pero como sea un todoterreno, aunque sea tamaño ratón, va a ser que no.
¡¡¡FELIZ LUNES!!
(A pesar de que dicen que hoy es el lunes más triste del año)