El pasado 5 de octubre, día de mi cumple, al fin pudimos visitar Burrolandia. Además coincidía con el Rastriburro en el que todo lo recaudado iba destinado a la Asociación Madrid felina y se hacía una excursión.
Burrolandia está a las afueras de Madrid, concretamente en Tres Cantos y muy cerca del Soto de Viñuelas, es decir, Carretera de Colmenar hasta el Soto de Viñuelas y ahí dirección Soto. Las indicaciones de la web son muy precisas.
Es un recinto amplio donde hay diversos establos con varios niveles de seguridad (según lo amigables de los animales) y algunas cuadras al fondo.
También hay varios burros, más majetes que nada, paseando tranquilamente por el recinto y eligiendo que comida le gusta más, porque si, otra de las cosas buenas que tiene este lugar (y que recuerda un poco a los Tiergarten alemanes) es que puedes llevar comida para los animales y dársela. De hecho, al ser un sitio gratuito (aunque admiten y agradecen donativos para sostenerlo, obviamente) está genial llevar comida para que ese día no tengan que darles ellos.
¿Y que comen los burros? A priori son herbívoros, por lo que hierba fresca y heno serían buenas opciones. Nosotros llevamos zanahorias, que les gustaron muchísimo, hojas de repollo y lechuga, a las que tampoco hicieron feos, y manzanas, que curiosamente tuvieron éxito con los que menos alimentados estaban, pero fue un placer poder darles comida, estar con ellos y acariciarlos.
Aparte de burros había caballos, gallinas, patos y gansos y hasta un cerdo vietnámita y un ciervo. Curiosa mezcla.
El cerdo que simpático se veía, aunque miedoso.
Luego fuimos a tomas un refresco y a visitar el rastrillo donde compramos un libro y un lapiz para Bb y paseamos viendo el pequeños huerto y la exposición de aperos antiguos que hay por todo el recinto.
La mañana fue muy agradable, nos encantó estar entre animales felices, verlos de cerca y poder interactuar con ellos y si tenéis niños y os gustan los animales, os lo recomiendo.