Que nos gustan los planes de campo, de montaña, de aire libre y naturaleza, no es ningún secreto...Y si es compartido con mi familia (que es la mejor del mundo) pues fíjese usted.
Ha nacido hace muy poco el número 15 de la tercera generación del clan, Martín. Cualquier escusa es buena para ir a apretujarle los mofletes y darle un par de bocaos, pero si encima se nos propone pasar el día en el refugio que sus papás durante un montón de años han ido rehabilitando...
En mitad de las montañas, entre arroyos de agua y barrancos, se encuentra "el montañes" una pequeña aldea semi abandonada. El refugio es una de las casas habilitadas y reconstruidas con un gran encanto.
El paseo desde Molinicos (Albacete) hasta la aldea ya nos sirvió de carga energética, ya que vas andando por en medio de sendas, cruzando arroyos y disfrutando de la más pura naturaleza.
Una vez llegas a la "casita" el sol que se cuela por entre las montañas y golpea de lleno la fachada de la casa te invita a descansar el el poyete del porche.
Los peque no pueden disfrutar más, una autentica aventura entre naturalezas, aprenden que no todo en la vida son los aparatos, sean cuales sean, porque en "el montañes" luz hay la que nos de el día y enchufes ni uno claro...
Un entorno acogedor al que el interior de la casa le hace justicia. Durmiendo en altillos, leyendo a la luz de la candela... Ideal para ir en familia, con amigos o para hacer una escapada romántica.
Yen verano se puede disfrutar, además, de una estupenda poza de agua natural en mitad de vegetación...
Los anfitriones, mi primo Teti, aunque ahora se quiera hacer el mayor y le guste que le llamen Cortés, y su mujer, Ana, entienden el refugio como lo que es, un proyecto personal, una clara recompensa al esfuerzo de años de sudor y trabajo, y como no podía ser de otra manera se desviven por que disfrutes la estancia en él. Por que entiendas la magia de cada uno de sus rincones y te empapes de lo que, durante 12 años, se han esforzado en trasmitir con dicha construcción.
En fin que me quiero quedar a vivir allí, que quiero una casita igual y que hemos disfrutado como enanos de la experiencia.
Hemos aprendido a cortar leña, nos han contado cómo es posible la autosuficiencia, el cultivo ecológico...Además de las verdaderas obras de ingeniería que "el Teti" ha realizado, como la lavadora que funciona a pedales.
No creo que tardemos mucho en repetir y a ser posible con algún día más, para descubrir el entorno y disfrutar de la verdadera libertad...
Gracias una y mil veces por dejarnos disfrutar y empaparnos de un lugar de ensueño y sobre todo gracias por enseñarles a nuestros hijos que un mundo diferente es posible.