El otro día, Bea Gaspar, de “Con Botas de Agua”, hizo una reflexión que os recomiendo que leáis sobre idealizar la vida de otras personas. De cómo las Redes Sociales y los blogs ayudan a alimentar la idea de que los demás son más felices. Tienen casas más grandes, cocinas perfectas, salones luminosos , hijos guapísimos y educados, ellas son superwomans monísimas siempre arregladas y con las uñas pintadas. Mentira y de la buena.
Desde hace un tiempo a esta parte, los bloggers se han ido especializando poco a poco en mostrar lo mejor de sí mismos. Pero como dice Bea “No porque piense que es postureo, si no porque al no mostrar nada más, lo normal es que la gente piense que tu día a día es así”.
Pero son muy pocos los que cuentan que para conseguir la foto perfecta del salón, han tenido que guardar lo feo debajo de la alfombra en el momento de darle al click. Eso no ha salido en el encuadre.
Pocos son los bloggers que cuentan que hay días en los que les han gritado a sus hijos porque no les hacían caso y que se sienten culpables por ello.
Pocos son los bloggers que cuentan que para conseguir un Diy han tenido que fallar 10 veces hasta dar con el resultado perfecto.
Pocos son los bloggers que cuentan que hay días en los que no llegan a todo.
Pocos son los bloggers que cuentan que no se sienten a gusto con su cuerpo tras dar a luz y que la maternidad no son esas fotos preciosas de mujeres dando al pecho con caras sonrientes.
Pocos son los bloggers que hablan de lo que ocurre en la pareja con la llegada de un hijo.
Lo mejor y lo peor
Por un lado, está muy bien contar sólo la parte buena de tu vida porque puedes transmitir positividad a la gente que te sigue a través del blog. Y si con ello consigues inspirar a otros a que se animen a estar más activos o a hacer cosas que creían que no podían, pues bienvenido sea. Pero hay algo más. Hay una responsabilidad en ello y debemos ser sinceros con nuestros lectores. Se lo debemos.
Bea decía que hay días en los que sus hijas patalean y ella se enfada con su marido. Su vida no es de color de rosa. Mi vida tampoco es perfecta.
Hay días en los que el estrés me puede y me sobrepasa la presión. Cuando te empeñas en hacer la foto perfecta y tu realidad no se asemeja a lo que has pensado, te cabreas, te frustras y pierdes horas y horas en rehacer las cosas para enseñar que por fin lo has conseguido. Pero sólo cuentas el final. El camino que te ha llevado a ello se queda en casa. Me hace mucha gracia cuando algunos me comentan en las rss y me dicen cosas como: “Qué artista eres”, “¿De dónde sacas tiempo para todo?”
La respuesta es: Fallar mil veces. Así, sin paños calientes. Cuanto más lo intentes mejor te saldrá. Ya está, no hay trampa ni cartón.
Lo que pasa tras la cámara
Hay días en que El Niño ha metido, literalmente, las manos en la harina mientras yo preparaba los focos, la cámara y demás aparejos y he tenido que volver a limpiar y a colocar en su sitio todos los ingredientes antes de empezar con la receta que veis en el blog.
Hay días en los que no estoy inspirada y carezco de contenidos para el blog. Es muy frustrante.
Hay días en los que sueño con los viajes que, de momento no puedo hacer, y siento envidia de esos bloggers que se van a paraísos lejanos con los niños.
Hay días en los que veo a los hijos de “Love Taza” y no entiendo porqué mi hijo es incapaz de comer brócoli y los suyos se lo zampan en un smoothie que debe saber a rayos.
Hay días en los que odio el diseño de mi blog y estaría dispuesta a romper con todo y empezar de cero
Hay días que no sé si este proyecto merece la pena
Hay días que sueño con una casa nórdica de suelos grises de madera. Luego miro mi casa. Me frustro.
Esto es muy gracioso también porque últimamente escucho mucho la frase de “quiero una casa Pinterest”. La verdad, yo también quiero una casa como las que salen en AD y sé a ciencia cierta que no lo conseguiré nunca. Bienvenida a la realidad.
Hay días que veo fotos en Instagram de Beagles cariñosos y divertidos. Yo tengo a Peter. También me frustro.
Hay días en que confundo ambición con ser perfeccionista. Lo segundo es bueno, lo primero de nuevo, me frustra.
Mi bocanada de realidad
No siempre cuento con la luz natural que entra a través de la ventana de mi salón y tengo que tirar de focos, pantallas reflectantes y flash para hacer esa foto bonita y luminosa.
Por eso me encantó la reflexión de Bea y me animé a publicar yo también mi punto de vista sobre esto. Estoy de acuerdo en que no es “postureo” sino más bien una especie de afán por contar lo bien que nos han salido las cosas. Hablar de la parte positiva de nuestras vidas y de nuestros logros y éxitos. Total, ¿nos leería alguien si sólo contáramos lo negativo que hay en nuestras vidas?
Yo soy blogger y “consumidora de blogs”. No escojo mis lecturas en aquellos blogs que me cuentan las penurias del día a día, elijo los blogs de gente que me inspira como Bea e intento imaginar el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de cada una de sus fotografías. Me imagino un momento de caos doméstico en el que Bea esta detrás del quicio de una puerta con la réflex en la mano esperando el momento en que darle al click para capturar esa mirada cómplice entre dos hermanas.
Pero ¿qué más da si esa escena es real o sólo está en mi cabeza? Lo que me importa es que me ha enseñado un pedacito de su vida diaria y me ha gustado. Me ha inspirado y a lo mejor hasta me ha animado a coger yo también la cámara y perseguir al peque para sacarle una foto sin que se de cuenta…
Esto es como Hollywood y los cromas de “El Señor de los anillos”. Lo que no se ve porque está en el “fuera de campo” no existe. ¿Alguien se pregunta cuando está viendo una película si la escena está rodada en una casa real o simplemente son tres paredes de atrezzo sin techo y fuera del plano están en realidad en una nave industrial? Apuesto a que no. Entonces, ¿porqué idealizamos la vida los de los otros cuando sólo vemos un trocito de la realidad que nos muestran?
Ahí está el poder de internet y las redes sociales.
Los pies en la tierra
Entre los comentario más repetidos del post de Bea se encontraban aquellos que hablaban de mantener los pies en la tierra. Cierto, muy cierto. El césped no tiene porqué estar más verde en la casa del vecino. Cada uno tenemos nuestros problemas y a menudo experimentamos éxitos y fracasos a partes iguales.
Somos consumidores y debemos hacer un consumo responsable. No idealicemos la vida de nadie. No conocemos el contexto, sólo una pequeña parte de esa vida que nos quieren mostrar. Además os digo una cosa, idealizar solo lleva a crear falsas expectativas, frustraciones y baja autoestima.
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