Muchos “expertos” se han encargado de ensuciar la realidad de los niños homeschoolers en cuanto a socializar se refiere, ¿por qué?, ¿a quién le sigue interesando que la sociedad mire con el ceño fruncido a las familias que educamos en casa?.
Vamos a aclarar ciertos aspectos importantes que nos acercan a la auténtica realidad:
Los niños educados en casa socializan más y mejor que los niños que van a colegio.
¿Qué significa socializar?
Según la Real Academia Española y en cuanto a la importancia de socialización en los niños se refiere, encontramos las siguientes definiciones:Adaptar a un individuo a las normas de comportamiento social.
Hacer vida de relación social.
Pues bien, ni lo primero ni lo segundo ocurre dentro de una escuela, es literalmente imposible.
El problema base es que el común de los mortales piensan que socializar es estar rodeado de otros niños, y no, no se trata de eso.
Socializar consiste en aprender a conocer el entorno social (todo el entorno social), y a partir de la observación y experiencia propias, saber desenvolverse en él.
El colegio no socializa a los niños
Un niño encerrado en un aula desde que prácticamente nace, no puede ser jamás un ser social gracias al colegio. De hecho, me arriesgaría a decir que la única socialización que recibe un niño que va a la escuela, es la que sucede mientras está en familia, pero jamás sucede en la escuela.Vamos a intentar desprendernos de prejuicios y conozcamos la verdad por un momento:
En el colegio, los niños solo están rodeados de niños de exactamente su misma edad que tienen que hacer exactamente lo mismo, y de un adulto que parece ser el único del que se aprende algo en la vida. Hay distintos niños y distintos adultos, pero el rol de cada uno de ellos es principalmente idéntico. Los niños en el colegio, todos por igual, están haciendo la misma cosa, ya sea hacer un dictado, un dibujo, atender al profesor, tocar la flauta…no existe cabida para la diversidad, entre otras cosas, porque no sería manejable con las herramientas de las que dispone actualmente un colegio convencional. Por otro lado, el adulto siempre es una figura que enseña lo que se supone que debe saber un niño, le interese o no le interese, esté o no preparado para ello.
Las normas que se imponen en las aulas, se basan en la prohibición, sumisión y anulación de la creatividad e individualidad de los niños. Más allá del corto espacio de tiempo que se deja para el recreo, el niño está sumido en estrictas reglas de conducta que le impiden desarrollarse con plenitud. Un niño en la escuela no puede hablar deliberadamente con quien le apetezca, no puede cambiar su rol, no tiene poder de elección y no está en contacto con la verdadera sociedad, de hecho, un niño que está en el colegio está reclutado al margen de la sociedad.
Desde luego, lo que sucede en el colegio no es socialización, al menos que quieran que la sociedad y relaciones sociales se basen en la prohibición y sumisión absolutas.
La socialización se aprende en familia, se aprende en la calle, acudiendo a un supermercado, a un restaurante, yendo a visitar un museo, acudiendo a un concierto o un teatro, charlando con un vecino, con el panadero o con el funcionario público de Hacienda…, jugando libremente con personas de diferentes edades. Y todo esto, es mucho más cercano y posible de aprender en un niño que es educado en casa.
Os cuento una situación que vivo cada día en el parque:
Mis hijos no han ido nunca a la escuela, ellos adoran a otros niños, ya sean bebés o adolescentes, se sienten atraídos por conocerlos a todos. Nadie le dijo nunca con quién debían o no relacionarse, ningún curso escolar los encerró con un grupo de niños de exactamente su misma edad, ellos no se sienten incómodos ante un niño de cinco años mayor que ellos ni ante un bebé recién nacido, en su interés nato por aprender, quieren acercarse absolutamente a todo el mundo.
Cuando vamos al parque infantil, me siento tremendamente decepcionada al contemplar que los niños que van al colegio no quieren jugar ni conocer a otros niños, y ojo que no digo que ocurra con todos, habrá excepciones que confirmen la regla.
Es como si los demás niños fueran invisibles ante sus ojos, como si no tuvieran necesidad de conocer, de explorar cómo son otras personas. Supongo que han aprendido la lección de dar por hecho que hay niños alrededor con quienes no deben hablar, o que están interesados por otras cosas que consideran más importantes.
Mis hijos se quedan con ganas de jugar con otros niños, se acercan a ellos y no entienden por qué el acercamiento no es mutuo. Sin embargo, cuando acudimos a lugares donde hay niños educados fuera de la escuela convencional, la relación que establecen entre ellos es fresca, enérgica y espontánea.
Sinceramente creo que la escuela convencional hace mucho daño, mella las relaciones sociales y las coharta.
Otras “cosas” que no socializan
Para colmo del espanto, existen quienes defienden la televisión como medio que ayuda a socializar, afirmando que “el medio televisivo transmite valores al telespectador y que tiene mucha importancia en la socialización de valores, normas, actitudes y opiniones, influyendo en sus actitudes y su cultura”.Sí, estoy de acuerdo en que la televisión influye, de hecho es usada a propósito con la finalidad de programarnos mentalmente como sociedad para fines e intereses nada éticos, por ello, la idea de que haya “expertos en materia” que aconsejen su uso en niños para “socializar” me parece una barbarie.
Conclusiones:
En definitiva, los niños que son educados en casa socializan, y mucho. Están en contacto con la sociedad real de una forma natural y a diario. No están encerrados entre cuatro paredes con treinta niños de su misma edad durante lasgas horas al día, eso es verdad, y también es verdad que de estarlo, no serían seres más preparados para vivir en sociedad, si no justo todo lo contrario.
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