Si te gusta modelar, te encantará hacerlo con Jumping Clay, la que digo yo que es la plastilina del futuro. Es una pasta para modelar diferente, que se endurece sin necesidad de pasar por el horno, así que tiene muchísimas posibilidades para hacer muñequitos, adornos, colgantes, horquillas para el pelo, detalles, belenes, juguetes… prácticamente todo lo que se te ocurra.
Me la descubrió una amiga cuando andaba buscando algo con lo que hacer unas figuras personalizadas tipo fofuchas, en tamaño pequeño y mucho más sencillas. Jumping Clay es un material sorprendente: una especie de arcilla o plastilina pero con tacto más suave, que huele muy bien y se puede mezclar con otros colores para hacer otros nuevos. Es elástica y bota, se pueden hacer hasta pelotas saltarinas. Además, pega entre sí, por lo que no se necesita pegamento ni ningún otro material para combinar distintas figuras. Otra característica que le hace ser una ganadora es que no es tóxica para los niños (dicen que tienen partículas antibacterianas).
Tampoco mancha en absoluto, porque no se deshace. Lo más difícil de este material es que necesita organización, es decir, pensar bien qué se va a hacer y moldearlo por partes, para que no se seque una parte que se va a pegar a otra. Si estamos haciendo la cabecita de un muñeco, tendríamos que hacer un redondo para su cabeza, pegarle el pelo e ir colocando poco a poco ojos, nariz y boca, dejando el cuerpo para después, y siempre guardando bien cada trozo de pasta en su bote, para que no se seque ni se endurezca.
Éstas, por ejemplo, son las primeras figuras que hice con Jumping Clay. Son tres muñequitos para los bolis para un regalo.
La pega, de momento, es su precio, que me resulta un poco caro (aunque está claro que por sus usos no se puede comparar con la plastilina común), y que requiere un poco de práctica hacer formas más complicadas. Sin embargo, cuando se le coge el tranquillo permite moldear cualquier forma y con diferentes texturas. Hay quien hace auténticas virguerías con este material. Yo he empezado comprando este set que incluye diferentes colores, aunque hay kits preparados para hacer figuras paso a paso.
Por el momento, en casa sólo yo me he atrevido a usar Jumping Clay y me ha resultado muy relajante. Me parece un material difícil para trabajar con niños pequeños, pero cuando mi hijo crezca un poco más se la iré ofreciendo. Seguramente acabaremos haciendo pizzas, hamburguesas y bocadillos para jugar a restaurantes, porque las comidas que le he preparado con esta plastilina le han encantado. Esta rolling pizza con aros de cebolla, pimiento verde, jamón y aceitunas negras no ha durado mucho en casa
Si te interesa, por cierto, hay grupos en facebook con información de cursos de Jumping Clay, como éste en Pamplona.
¿Conocéis este material? ¿Os atrevéis a probar?
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