Últimamente me encuentro en una situación de especial reflexión sobre mi vida. No es que planee cambiar nada (a menos a corto plazo) ni que no me guste o no aprecie lo contrario (en realidad lo aprecio mucho) pero ha habido varios cambios a mi alrededor que me han hecho plantearme cómo he llegado hasta aquí.
Ya digo que no escribo desde la tristeza ni la melancolía porque los cambios de los que hablo han sido felices sorpresas. Ya os conté que mi marido esta en proceso de montar su propio negocio (sí, aún esta en proceso porque parece que en este pueblo en el que vivo parece que a nadie le interesa alquilar su local), también ha habido varias noticias de embarazos pero sobre todo, cuando me paro a pensar, me doy cuenta de que yo misma he cambiado muchísimo. La llegada de mi hija ha hecho que comience a interesarme por pedagogías respetuosas, que me meta en el mundo 2.0 como no lo había hecho hasta entonces e incluso que me replantee mi futuro y mi formación profesional.
Así que hace un tiempo que voy pensando en esto y en qué momento he cambiado yo de esta manera y me he dado cuenta de algo. Me he dado cuenta de que el cambio llegó bastante antes de mi y hija. De hecho, me he dado cuenta de que el día 1 de noviembre hizo 3 años desde que empecé a sospechar que alguien podía estar creciendo en mi interior. Evidentemente no hablo de mi hija (solo faltaba que encima los embarazos durasen 2 años) sino de aquella personita que desapareció pronto de nuestras vidas y tan de repente como llegó.
Aquel no fue un embarazo buscado pero si que fue deseado. De siempre había tenido claro que sería madre de una manera u otra (por suerte hoy en día las opciones son bastantes) pero no era el momento que habíamos escogido y fue un pequeño shock para nosotros. Eso no significa que no deseásemos tenerlo en nuestros brazos, decidimos que queríamos seguir adelante y que en realidad, nunca íbamos a conseguir un momento ideal. El embarazo no siguió adelante y acabó muy pronto pero eso no significa que no nos marcase. Os cuento esto porque en mi reflexión, creo que fue ahí donde cambió mi forma de ver las cosas.
Después de ese embarazo fue cuando nos planteamos seriamente por primera vez el ser padres. Es por esto que creo que realmente mi cambio empezó hace 3 años y creo que si reflexionamos un poco, muchas nos daremos cuenta de los grandes cambios de nuestra vida. Además de una reflexión, este es mi pequeño agradecimiento a aquel bebé que nos aportó tanto en tan poco tiempo y que en realidad, fue el principal instigador de que nuestra hija este hoy aquí. La fecha en que nos diagnosticaron su pérdida no se me olvida pero prefiero recordarlo en la fecha en que descubrí su presencia.
Curiosamente un año después quedé embaraza de mi hija que habría nacido 1 año después que su hermano/a pero esto es otra historia.
Espero que este royo no os haya resultado muy pesado pero es que tengo la impresión de que a veces, esta bien parar un poco en nuestra vida y reflexionar y es que a veces, nono nos damosha cuenta de nuestros propios cambios y nuestra evolución hasta que vemos una evolución o un cambio importante en los demás. Yo soy la primera que ultimamente leo por facebook que alguno de mis compañeros de clase delpara colegio se casame o va a ser padre y me parece increible pero claro, cuando paro es cuando me doy cuenta de que ya hace más de 3 años que yo me case y que mi hija tiene ya 15 meses. Así que con la últimas noticias de embarazos (que ya van unos cuantos) y de alguna boda, he decidido parar y reflexionar.
Vuelvo a pediros perdón por el rollazo poque además escribo de corrido y sin releer demasiado ya que si no, seguramente no publicaría nada.
¿A vosotr@s también os pasa que no os dais cuenta de vuestros cambios? ¿También haceis reflexiones de este estilo?