Cuando oficialmente acaba noviembre ya todos sabemos que tenemos la navidad encima y con ella todos los preparativos de la cena. En poco menos de un mes hay que cuadrar las celebraciones y cenas con compañeros de trabajo y amigos, con las fechas más señaladas que pasamos con la familia.
En todos estos planes y dentro de las posibilidades de cada uno, los menús van encaminados a ofrecer pequeñas dosis de placer que no paladeamos en el día a día.
Pero hay un público que no le pone tanto interés a la elaboración y calidad del menú: los niños. Ellos disfrutan más con la estética que envuelve a todo lo que tiene que ver con la Navidad, con la decoración, con el árbol, con los belenes, las luces de las calles, las cabalgatas y sobre todo el día de Reyes. Por ello, considerar un menú ligeramente diferente para ellos ahorrará unas cuantas preocupaciones en la cocina y hará que los más pequeños sigan disfrutando con la Navidad.
Simplificar los platos
Unas veces por falta de costumbre a ciertas comidas exclusivas de estas fechas, y otras debido simplemente a que no les resulta agradable a la vista y se resisten a probarlo, hay ciertos platos que no cuentan con la aprobación de los más jóvenes.
En ocasiones también influye el hecho de que los polvorones, mazapanes y turrones estén sobre la mesa prácticamente las 24 horas del día, lo que hace que el apetito decaiga en las horas de las comidas y las cenas. Y en caso de ser más sensatos y sacar la bandeja de los dulces solo después de comer, es motivo suficiente para que le presten menos atención aún al plato principal en espera del azúcar que está por venir.
Así que, sabiendo que la comida no escasea en estos días, una opción muy a tener en cuenta es hacer más simples los platos que vayan a comerse los más pequeños de la familia. La mayonesa y el ketchup siempre tendrán preferencia antes que otras salsas caseras que acompañen a la comida principal; las patatas fritas mejoran cualquier guarnición cuando se trata de un menú infantil; y comeran con menor dificultad pedazos de carne sin carne ni grandes capas de grasa como un chuletón. En este sentido, las mejores alternativas serían un solomillo, medallones de lomo o un delicioso Pato a la naranja antes que, por ejemplo, pierna de cordero.
Añadir un poco de diversión
Hacer que las comidas sean entretenidas y que no sean vistas como una obligación y un mal trago por los niños es fundamental, pero más en Navidad, ya que son los mejores días del año y los más esperados por todos ellos.
Los aperitivos y entrantes que se pueden sacar a la mesa antes del plato principal dan más juego en este sentido. Además, permiten que se incluyan ciertos alimentos, como las verduras, que de otra manera es más complicado incorporarlos a la dieta. Es el caso de este muñeco de nieve hecho con puré de patatas y zanahoria, y adornado con beicon, cebolla verde y galleta.
Tan o más divertidas, y originales si cabe, son estas botas hechas con dos trozos de salchicas unidos con un palillo. La crema de queso que las adorna al estilo de Papá Noel les da un sabor exquisito y las convierte en un temtempié ideal para ir haciendo hambre.
Si se puede comer con las manos, mejor
Una vez más, son los entrantes los que dan mayor flexibilidad al cocinero para introducir un poco de variedad en la mesa. Incluso, en la elaboración pueden participar los pinches de cocina más pequeños haciendo canapés, montaditos, emplatando el marisco o un surtido de ibéricos. Todo cosas que, además, se comen sin cubiertos. Directamente de la mano a la boca.En cuanto al plato principal también lo podemos decorar de manera divertida para que luzca mas atractivo y agradable a los ojos para los niños. Por ejemplo: hacer brochetas en las que se mezcle carne con verduras, pinchos morunos, o simplemente costillas ya partidas para que solo haya que devorarlas.
Agradecimientos: a Cute food for Kids y a las foreras del canal de Cocina de facilisimo.com ¿Que les ha parecido? ¿Tienen alguna otra recomendación que quieran compartir?
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