Así que en villa terremoto no pudimos resistirnos a aprovechar la nieve desde primera hora de la mañana. Antes que saliera el sol ya estábamos abrigados y recorriendo el barrio para sentir la nieve, por si no duraba mucho. Primero bajé yo a hacer una exploración. Antes de las 7 de la mañana estaba yo, cual esquimal, caminando por la calle a oscuras, como prueba esta imagen:
En mi paseo pocas fotos pude hacer, pues justo se fue la luz…en toda la ciudad! Pero encontré a E.T. disfrutando de la nieve:
¿un poco se parece no?
El frío no era tanto como yo me esperaba, así que desperté a las niñas y nos fuimos todos a dejar las huellas por la calle y a intentar sacar alguna foto a oscuras, como os enseñaba por Instagram:
Después de un desayuno para coger fuerzas, y recuperar temperatura, la luz nos permitía ver que el paisaje era mucho más blanco de lo que esperábamos, así que salimos a explorar barrios y zonas donde hubiera aun más nieve, y donde pudiéramos jugar un rato. Estuvimos casi toda la mañana en ello, mientras de la bruma y la niebla pasó a haber un sol radiante, que hacía lucir mucho más las fotos.
Parque Araucano
Sin entrar siquiera al parque, porque salimos tan temprano que ni parecía abierto, era increíble el paisaje que enseñaba, aunque fuera del otro lado de la reja. Árboles vencidos por el peso, nieve sin pisar apenas, bancos congelados, así lo encontramos:
En la parte exterior, el parque tiene unas esculturas que por supuesto también lucían un manto de nieve, así como la parada de las bicis, que no creo que muchos se atrevieran a tomar ese día.
San Carlos de Apoquindo
Seguimos por las condes, y decidimos subir tan arriba como nos permitiera el clima. Por el camino, el día fue despejando
Mientras alucinábamos con las casas nevadas, las palmeras con gorros de nieve, y con la cantidad de árboles caídos sobre la calle, los cm de nieve también fueron creciendo…
Llegó un punto donde ni había calles que no estuvieran cortadas por los árboles caídos, ni el coche se la podía contra el hielo que había en las calles, pues patinaban mucho porque era aun temprano por la mañana. Así que decidimos parar un rato, para que el sol fundiera un poco la nieve. En Instagram, compartía una de las estampas que más me gustó de esta zona:
No descansamos mucho, porque no sé quien estaba con más ganas de seguir recorriendo paisajes nevados, si las pequeñas terremoto o sus padres. Ya con un sol radiante, decidimos subir lo más arriba posible, y nos decidimos por el Manquehue.
La Dehesa
La subida hasta la base del Manquehue la recorrimos contando cuántos muñecos de nieve veíamos por la calle. Fueron unos 30, si no recuerdo mal. El paisaje, con el sol y apenas unas nubes ya, era cada vez más bonito. Qué raro ver esta ciudad, en invierno tan llena de smog y tan gris, vestida tan de blanco y con unos colores tan especiales. Parecía navidad…solo que en Julio, que es algo raro para mi (y para los chilenos, que celebran Navidad en pantalón corto) pero es que las estampa era completamente navideña ¿o no?
Entramos al camino que normalmente lleva a subir el cerro, pero al cantidad de nieve y hielo hacía imposible avanzar mucho, menos con las botas inadecuadas y con las niñas:
pero ellas lo intentaron, aun con botas de agua, hasta que en vez de escalar, se dedicaron a deslizarse por la nieve:
Pero ya solo en la entrada, esa altura nos permitía tener unas vistas espectaculares de gran parte de Santiago, como éstas:
Como se ve muy pequeña, te pongo las dos mitades para que se aprecie mejor:
Como las vistas nos dejaron encantados, dimos la vuelta a la montaña para ver, desde otro punto de vista, una panorámica desde lo alto. Las fotos, me gustaron aun más creo yo:
Si alguien me llega a enseñar estas fotos, no hubiera dicho que eran de Santiago la verdad. De vuelta hacia abajo, paramos a hacer un rato de guerra de nieve, aunque el que peor parte se llevó, fue el coche…y sino, mira cómo quedó una de las ventanas:
Después de este largo paseo, la verdad es que lo que necesitábamos era recogernos del frío, antes que las temperaturas bajaran en picado. Cuando el sol se escondió, dicen por ahí que llegamos hasta -6 grados. Me lo creo si pienso que el lunes, al salir por la mañana hacia el trabajo, el termómetro aun marcaba -2 aunque el domingo el día estuviera radiante y soleado.
La nieve, por cierto, también dejaba estampas de supervivencia de la naturaleza, como la de esta pequeña planta, que también compartía por IG:
Espero que te haya gustado el paseo. Si estás en el hemisferio norte, espero que haya servido para refrescarte, pues los termómetros tengo entendido que por España al menos, están por las nubes.
Aprovecho estas fotos de las calles nevadas de Santiago, para seguir con el abecedario fotográfico. Así que aquí va, la C de Calle.
Puedes unirte al proyecto aquí. Que tengas un buen jueves!
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