El caso es que... ¡qué te voy a contar!. Mi bebé está precioso, espabilado, risueño, es un amor y me está reconciliando con el lado más bonito, dulzón y ñoño de la maternidad. Y digo esto porque si crees que al etapa de bebé es difícil, no te digo nada cuando los niños crecen, lo que viene después es infinitamente más complicado, al menos para mi.
No creía yo que viviría esta nueva maternidad así, tan ilusionada y tan enamorada de mi bebé como si fuera el primero, lo cual me convence de que da igual que tengas uno o siete hijos, cada uno de ellos será especial y lo querrás como quieres a cada uno de tus hijos. Ni más ni menos. El corazón no se divide para repartir amor, el corazón se multiplica, sigues queriendo a tus hijos solo que ahora hay otro hijo mas a quien quieres igual de intensamente.
Los seis meses suelen ser un punto de inflexión, se da por completamente cerrada la etapa de bebé recién nacido y llegamos a un momento en el que el bebé empieza a hacer cosas que irán definiendo el niño que será en un futuro. Balbuceos, los primeros dientes, la introducción de los alimentos, un desarrollo motor encaminado a dar sus primeros pasos... ¡Ahora viene lo divertido!.
Yo personalmente noto su evolución en detalles como que ya busca las cosas con la mano, muestra interés por tocar, probar y jugar, puedo sentarlo rodeado de muñecos y juguetes adecuados a su edad y él va eligiendo qué coge, qué toca, con qué juega, abre y cierra tapas, presiona botones, agita para escuchar el sonido... Se entretiene mucho y se nota que eso lo divierte porque los grititos y las sonrisas que suelta son una clara evidencia de ello.
Ya hemos empezado con la alimentación complementaria, aunque sobre este tema hablaré más detalladamente. En un principio pensaba hacerlo siguiendo el Baby Led Weaning pero es un método que ahora mismo no se adapta a nuestro ritmo de vida familiar, ya que al estar sola con los tres niños e ir a paso de reloj no me puedo parar todo el tiempo que quisiera a preparar los alimentos adecuadamente y sentarme con él a que pruebe y juegue con ellos. Así que voy alternando, es decir, preparo sus purés y además, cuando estamos tranquilos y puedo sentarme con él, pongo a su disposición fruta o verduras para que pueda manipularla, probar su textura y su sabor.
Seguimos con nuestra lactancia materna a tope, eso desde luego, y sigue siendo su alimento principal. Tras pasar una mastitis leve todo sigue rodando y ya estamos en ese momento de hacerme unas fiestas de campeonato cuando ve que me voy a sacar la teta. La verdad es que sigue siendo una experiencia preciosa.
Las mismas fiestas me hace cuando ve que me voy a poner el fular o la bandolera, le sale como una risa tonta, empieza a mover las manos cual flamenca y a patalear de alegría porque sabe que eso significa salir a la calle y estar muy cerquita de mami, de momento no se cuál de las dos cosas le alegra más pero me encanta que demuestre esa pasión por nuestro momento de porteo, que sigue siendo nuestro medio de transporte habitual aunque no puedo abusar mucho de él porque tengo una lesión en la cadera que me está dando mucha lata.
La verdad es que me hace fiestas para todo, como le suelo decir, parece el Buda feliz en versión baby. Siempre sonriendo hagamos lo que le hagamos, es un bebé adorable que nos tiene a todos locos, a mi, a su padre y sobre todo a sus hermanos, ¡qué felices son de tener un hermano bebé!. Y qué me gusta verlos a los tres juntos, en esos momentos juro que me sobra todo y pienso que mi vida no puede ser mejor.
Tiene mucha "mamitis", o sea, se vuelve loco cuando me ve, se le cambia la cara de un rostro alegre a una mirada iluminada como diciendo "¡ahhh, es mamá!" que me descompone, me encanta cuando me acerco a él, sube sus manos y mueve sus manitas reclamando mis brazos.
Ojocuidao, este puñetero me están haciendo vivir momentos tan bonitos que si por mi fuera juro que tendría dos o tres más. ¡estoy loca, lo se!. Pero es que me encanta esto de tener un bebé en mi vida, es adictivo. Pero tranquila, que ya hemos puesto medios definitivos para que nuestra familia se quede como está.
Mientras escribo lo veo medio recostado en el sofá, jugando con sus muñecos, cogiéndose los pies con sus manitas piernas arriba, con Baby Einstein de fondo, escuchando sus gorjeos y pedorretas, sus intentos de llamar la atención y quisiera que se quedara así por lo menos un par de añitos, que no creciera tan rápido.
Es un bebé que no da trabajo, un bebé que da gusto criar. Un bebé que está creciendo demasiado rápido, un bebé que me está haciendo disfrutar de una nueva maternidad plenamente. Es increíble que hace un año no imaginara mi vida de nuevo con un bebé, y ahora no imagine mi vida sin mi bebé.