Uno de los inconvenientes de la trimaternidad es la limitación de tiempo a la que te ves sometida. Vamos, que no me da la vida, hablando claro. Desde que me levanto hasta que me acuesto no paro, y cuando digo que no paro es que no paro, porque incluso sentada en el sofá estoy dando teta, entreteniendo al chiquitín, leyendo un cuento o montando alguna Pin y Pon. Y esa limitación de tiempo se ve reflejada en cosas como que, cuando ya mi bebé ha cumplido los cuatro meses, aún no haya contado sus maravillosos tres meses.
Como no quiero saltármelo, me da igual hacerlo con retraso. Porque crece tan rápido y me da tan poco tiempo a saborearlo y disfrutarlo que no quiero dejar en el olvido esta preciosa etapa de bebé que tan poco dura. Se que dentro de no mucho añoraré con nostalgia esta etapa, si es que ya echo de menos su primer mes de vida, parece mentira.
Sigo pensando que la sensación de tener de nuevo un bebé entre mis brazos es preciosa. Además me lo está poniendo tremendamente fácil, es un bebé tranquilo, risueño y feliz, no demanda más allá de sus necesidades básicas y estando yo cerca, las tiene cubiertas de sobra.
Queda ya poco de ese bebé indefenso que se hacía un bichito bola volviendo a su postura fetal. Siempre diré que esa etapa es muy breve, y se que para muchos padres es difícil por lo que supone cuidar y manejar a un recién nacido, sin embargo es mi etapa favorita y desearía que dudara un poco más. Sigo teniendo un bebé, claro, pero ya ha perdido parte de esa fragilidad y siento que he cerrado la primera etapa de su vida, la de recién nacido.
Es un bebote espabilado, vivaz, siempre con los ojos muy abiertos y expresivos y la sonrisa en sus labios. No se lo que pensará pero yo lo miro y siento que es inmensamente feliz. Me vuelve loca cuando está entretenido mirando aquí y allá o al infinito, con una expresión normal, y de repente su mirada se cruza con la mía y se le ilumina la cara y la sonrisa como diciendo "¡ya la he encontrado!". Esa expresión me revela que para él soy lo más importante de su vida, y no puede darme más orgullo.
Ya va agarrando con fuerza todo lo que pilla cerca, uno de mis dedos o de sus hermanos, algún juguetillo, mi pelo, el del gato.... Se lo pasa pipa tocando, apretando, tirando, y es que empieza a conocer el mundo a través de sus manos y a sentir curiosidad por todo lo que tiene a su alrededor. Además nos va reconociendo a todos por nuestros nombres -yo soy mamá, por supuesto- y es la leche cuando le digo el nombre de sus hermanos y los busca con la mirada, ¡qué importantes y orgullosos se sienten ellos al ver que su hermano los reconoce!.
Yo no se si está grande o pequeño, más o menos gordo porque en esta tercera maternidad el tema de pesarlo, los percentiles y tal me lo tomo con mucha tranquilidad. Me basta con verlo para saber que está estupendo. Eso y que le pongo la misma ropa que le ponía a su hermano con tres meses más, así que debe estar criándose bien, digo yo. Y sí, se le ve bien criado, tiene "carne" y es muy largo, por lo que estoy la mar de tranquila.
La lactancia manterna nos va genial. Es un enamorado de la teta, está bien instaurada y regulada, espacia bastante las tomas, las hace muy rápidas y por la noche suele tener un despertar. Si le doy teta a eso de la 1 de la madrugada normalmente hasta las 5-6 no vuelve a despertarse, y de ahí la siguiente ya es entorno a las 9 de la mañana, lo que me permite dormir y descansar relativamente bien. Como las tomas son muy rápidas no me entretiene mucho, y por la noche con esto de que la prolactina sube y relaja que suelo volver a dormirme pronto.
El sueño, firmo porque sea así por el resto de sus días. Es muy dormilón y no le cuesta nada coger el sueño. Si va en el fular es automático, como un somnífero. Curiosamente, también le gusta mucho dormir en el capazo del cochecito de paseo, creo que porque le encanta el saquito de Babybites porque es muy suave, amoroso y mullidito, es meterlo allí, con la mano se lo acerca a la cara y se duerme.
Obviamente cada vez pasa más tiempo despierto y el pobre, si están los hermanos en casa, menos que duerme porque no lo dejan, están siempre encima de él, así que será por eso que aprovecha las noches, las mañanas y los ratitos que está conmigo para dormir. Aún así da gusto, creo que es el primero de mis bebés que es capaz de dormirse solo cuando lo acuesto en algún lado, no me había pasado con los mayores, que siempre necesitaban de mi contacto o el de papá para dormirse.
Poco más que decir que me tiene totalmente enamorada y rendida a sus pies, que el tiempo se me está pasando volando, que quisiera poder dedicarle todo mi tiempo y que me está regalando una nueva maternidad preciosa, a pesar de todo.