Mea culpa, tengo la cabeza a las mil y abril -valga la rima- ha sido un poco complicado con virus y enfermedades varias. Quería haberme sentado a escribir esta entrada antes pero de esto que lo vas dejando para mañana, y mañana es hoy y con retraso de más de un mes. Mal, suspenso en buenmadrismo de manual.
Pero lo importante es que, a pesar de todo, no me he perdido ni un solo minuto de vida de mi gordito guapo, mi bolita calentita como me gusta llamarlo. Esta tri-maternidad, dentro del caos y la casi locura, me ha dado la oportunidad de criar a mi bebé a tiempo completo, es un regalo de la vida que no se paga con dinero. Mi bebé estaba destinado a ser especial a su manera, no solo por ser el tercero, y parece que el hecho de que haya sido el menos pensado -pero no menos deseado- se compensa así.
Yo sigo con esa sensación de que crece demasiado rápido y que, a pesar de disfrutarlo, no es suficiente. Cada día, en cada gesto o acción lo veo más grande, mayor, y me da una pena tremenda que poco a poco vaya dejando atrás el bebé que es. Se que para muchas madres el primer año se hace eterno, a mi sin embargo me parece que la etapa del bebé más que corta, es casi efímera. Cuando te das cuenta ya no tienes bebé.
Claro que esto lo digo yo, que tengo la suerte de que mi bebé me está regalando una crianza maravillosa, soy plenamente consciente de que con bebés así todo es mucho más fácil. Y es que no me ha dado una mala noche, ni un mal momento, todo es sumamente fácil con él y eso hace que su crianza y mi tri-maternidad sea mucho más llevadera.
Son ya ocho meses y no puedo sentir más que ese amor desbordante que no encuentro las suficientes palabras para describirlo. Es increíble cómo se puede querer tanto a una cosita tan pequeña, como puedo morir de amor por sus deditos de sus pies, por los rollitos de sus muslos, por su sonrisa picarona, por esa mirada de adoración que me hace sentir el ser más imporante de su mundo. Lo veo perfecto en cada pequeño detalle de su cuerpo, de sus gestos, de su forma de ser,me parece un milagro que un ser tan bonito haya salido de mi cuerpo. Creo que no hay nada en la vida capaz de superar esto.
Para mi hay un hecho evidente: me ha salido guapo, el jodío. Pero guapo, guapo. Puede que esté feo que yo lo diga, pero es que aunque no quiera la gente que lo ve me lo repite una y otra vez, "¡hay que ver lo bonito que es! sus hermanos son guapos, la niña es preciosa pero chica, ¡con éste te has lucido!". Y a mi se me cae la baba y se me sube el ego de madre.
Para mi, evidentemente, es el bebé más bonito del mundo. Es perfecto. Lo miro y está tan bien hecho, tan proporcionado, tan redondito, con unas facciones tan suaves, con sus ojos claros -que no sabemos si verdes o azules, pero ojazos de todas maneras - y ese pelito que le cubre la cabeza, que parece dibujadito como me dicen muchas señoras. Y me hincho como un pavo cada vez que me dicen lo rematadamente precioso que es mi bebé.
En cuanto a la crianza ahí vamos, dejando que fluya, siguiendo el ritmo de mi bebé y haciendo las cosas según van saliendo. Creo que le truco para que esto de criar sea relativamente fácil es no empeñarme en hacer las cosas de tal o cual manera sino dejarme llevar por mi instinto y escuchar a mi bebé. Estoy segura de que él contribuye en mayor medida a ponérmelo así de fácil pero no imponerse una manera de hacer las cosas ayuda mucho.
Seguimos disfrutando de la lactancia materna, que es su principal alimento y el favorito, sin lugar a dudas. Le encanta su teta pero no es un bebé exigente, espacia bastante las tomas por lo que me permite ir muy relajada en este tema. Tampoco me preocuparía lo contrario, para eso estamos siempre juntos y yo no tengo problema por sentir que me paso el día con la teta fuera, ya que estoy plenamente convencida de que es lo mejor que le puedo dar y no me supone ningún esfuerzo. Pero es verdad que se lleva mejor cuando demanda de manera regular a si lo hace intensivamente.
Curiosamente es el que aparentemente está mejor criado de mis tres bebés, entiéndase por mejor criado que luzca gordito y repollete. No es un bebé bola rolliza, pero sí es verdad que es más carnoso que sus hermanos, recuerdo que el mayor se estancó a los 6 meses y a partir de entonces fue mi canijo, y mi niña fue siempre fue menudita, de poner poco peso. A mi Bollicao se le ve eso, bollicao, tiene esos molletes en brazos y piernas que dan ganas de comérmelo a mordisquitos y unos mofletes que son mi locura.
Con la comida vamos bien, le gusta probar cosas y aunque no come mucha cantidad, no le hace ascos a nada. Tenía la intención de hacer Baby Led Weaning a tope pero hoy por hoy me es imposible porque no hay dos días iguales y al estar casi siempre sola con ellos me cuesta mucho organizarme en ese aspecto.
Así que, sinceramente, hago lo que puedo. Si un día puedo pararme más a hacer de comer y sentarme con él le preparo un variado de verduras al vapor, por ejemplo, para que él vaya jugando con la comida a su ritmo. Si un día no puedo tiro de puré, pues cuando lo preparo aprovecho y hago cantidad suficiente para sacar varias raciones y congelar, así cuando se me echa el tiempo encima me basta con descongelarlo unos minutos en el microondas.
La fruta, el pan, las galletas, se las come directamente tal cual, ablandándolo con sus encías y poniéndose perdido pero disfrutando mucho con al experiencia. Un bebé que no ensucia comiendo es un bebé que no come. Tengo que buscar la manera de tenerle algunas verduras preparadas y listas para comérselas solo, pero como hablamos de texturas, también me parece positivo que conozca la textura del puré, que es algo que en casa comemos muy habitualmente.
Como sus hermanos, tengo la suerte de que es un bebé dormilón, durante el día sigue haciendo varias siestas, por la noche duerme muy bien con un par de despertares para mamar que no me suponen mayor esfuerzo -lo normal es que me quede dormida mientras le doy el pecho y me despierte horas después con él adosado a mi como una lapa- pero a diferencia de ellos, que no se dormían si no era en mis brazos o sobre mi, mi pequeñín, si tiene sus necesidades cubiertas, se duerme solo. Me parece milagroso porque aunque mis hijos han sido -y son- de buen dormir, siempre me han necesitado a mi principalmente, y mientras lactaban, mi teta, para quedarse dormidos.
Así que me tiene alucinada que por las mañanas cuando llego de llevar a los niños al cole y tras darle la teta del desayuno y unas galletitas, un currusco de pan o una fruta, lo acueste en su cuna, le deje juguetes a su alcance, y cuando me doy cuenta esté dormido como un tronco hasta casi el mediodía. O cuando por la noche, cuando ya se han acostado sus hermanos mayores y le doy la teta de la cena, su cena preparada y lo deje listo con pañal y pijama limpio, lo acueste en su cuna con la luz tenue del aplique de la habitación encendia, y se duerma sin hacer ruido.
Es una delicia porque además de descansar tranquilo me permite poner un poco de orden en casa, en mis cosas, ir más desahogada, me da la vida.
Está cada vez más espabilado, nivel no puedo dejarlo solo sobre la cama o el sofá porque en su afán de curiosidad ya me ha dado más de un susto. Se mantiene sentado -aunque a veces aún pierde un poco de equilibrio y se cae de lado el pobre mío-, si está acostado es capaz de incorporarse -menudos abdominales va a echar-, hace la croqueta, rueda, se arrastra...
Vamos, que no para quieto y más si hay algo cerca que se plantee como un objetivo a alcanzar. Está en ese momento en el que se arrastra como un caracolillo, con esfuerzo, emitiendo pequeños jadeos como si realizara un esfuero titánico, y cuando por fin alcanza su objeto de deseo sonríe con cara de triunfo.
La relación con sus hemanos es de pasión recíproca. Ellos lo adoran, lo cudian, están pendientes de él -aunque a veces se pasan y lo agobian, todo hay que decirlo-, me sorprende mucho porque aunque esperaba que estuvieran locos con su hermanito bebé, pensaba que en algún momento aflorarían los celos, al menos por parte de mi niña. Pero en contra de lo que creía no he notado ningún tipo de comportamiento relacionado con los celos, aunque no descarto que pueda llegar en al gún momento.
Creo que influye sobremanera que mis mayores tengan una relación estupenda, estén tan acostumbrados a estar siempre el uno con el otro y que, a pesar de la llegada del bebé su vida, sus rutinas y su relación no se hayan visto afectadas. Sin lugar a dudas, es mucho más fácil la llegada de un tercer hijo para sus dos hermanos, que la llegada del primer hermano para un hijo único, al menos en mi experiencia.
Por lo demás pues eso, que estoy loca de amor y encantada de este regalo que es mi bebé, que mientras escribo lo escucho gorjear, hacer pedorretas, llamarme en plan garrulillo como yo le digo, miro hacia atrás y lo veo mirándose los dedos de los pies como si el poder moverlos fueran un descubrimiento asombroso, mientras se pone, se quita y se vuelve a poner el chupete, se lo arranca, lo agita y se lo intenta poner en los pies a la vez que hace el pez con la boca. Es un personaje, podría estar horas observándole sin aburrirme.
Y si me dejas seguiría hablando hasta el infinito y más allá porque se me cae la baba y el orgullo de madre, no puedo evitarlo. Así que me voy a ir callando y, de paso, lo achucho un poco más antes de irnos a la cama, que ya son horas.