En mi caso, hay que decir, que mi estilo de vida era muy compatible a una vida con niños. Pero hay casos en los que cambia por completo.
Pero no todo es tan bonito en la maternidad, hay cosas que cuando vas a ser madre no te cuentan. Sólo te dicen lo bueno, pero lo malo se lo callan. Serán? jajajaj. Pues bueno, hoy os cuento algunas cositas que ya ampliaremos en otro post. Imagino que muchas madres os sentiréis identificadas con algunas cosas.
Empecemos por el principio de todo. El embarazo. Una etapa preciosa en la que ves crecer a ese bebé dentro de tu barriga. En la que todo es ilusión y alegría. Todo precioso sí. Pues cuando empiezan los ardores, nauseas, no poder dormir, a hincharse los pies como balones de fútbol o peor, no ver tus pies (en mi segundo embarazo, junto con ingresos, reposos, parada de parto prematuro, infecciones y demás peripecias) ya no es tan bonito. Pero sí. Es una etapa inolvidable y que recordaré siempre con cariño. Y hasta se echa de menos de vez en cuando.
El parto será todo lo maravilloso que quieran, pero los puntos son caso aparte y más si vas en moto? (P.D. ingresaron al mayor y era la forma más rápida de ir y venir al hospital). Esos preciosos puntos que te hacen andar como las muñecas de Famosa y sentarte cual Playmobil. Mi segundo parto ha sido coser y cantar, cinco minutitos en paritorio y listo. Del primero siempre recordaré al ginecólogo y a la matrona encima mía y la falta de aire. Pero bueno, que tan malo no es. Y a la vista está que repetí.
Durante el embarazo y mientras das el pecho a tus hijos, tienes un escote increíble y las camisetas te quedan estupendas. Pero señoras y señoritas, siento deciros que todo baja y no siempre vuelven a su estado original. Noooooooooooooooooooo
Dormir los primeros meses es algo innecesario, o por lo menos eso piensan los bebés. He de decir que he tenido suerte en ese aspecto y los dos han sido muy buenos a la hora de dormir.
Y se hacen mayores y llega esa etapa en que no quieren los purés y papillas. Y descubres que sólo te falta ponerte una nariz roja para que te den el diploma de payasa oficial de la casa. Mira cariño un avión, un tambor, una mami haciendo el tonto!! Pero hay que admitirlo, nos gusta hacer el payaso con nuestros hijos. ¡¡Por lo menos a mí me encanta!!
Y la ducha? ¿Qué me contáis? Lavarles el pelo llega a ser algo que se podría asimilar a bañar a un tigre rugiendo y arañando. ¿Por qué si les cae agua en la piscina se ríen a carcajadas, y si les cae en la bañera es totalmente diferente?. En serio, no lo entiendo. Acabo de pedir en Aliexpress un gorrito de los que no cae agua en la cara. A ver si con este cacharro, la cosa mejora.
Y las pataletas! Sin comentarios. Saben cuándo es el momento justo para hacerlas y que te pongas roja como un tomate. Pero a este tema ya le dedicaremos un post.
Todo el mundo sabe y opina y te dice lo que tienes que hacer. Y como dice el refrán, "Cada uno en su casa y Dios en la de todos". Vamos, que las opiniones están genial y algunas nos sirven, pero que se aprende rápido lo que tienes que hacer con tus hijos. Eso sí, los de madres y abuelas suelen ayudar, aunque a veces quieran ayudar demasiado. Pero se les agradece mucho que estén ahí.
Bueno, después del desahogo, he de decir que no cambiaría ser madre ni por todo el oro del mundo. Soy madre y soy feliz.
¿Y a ti qué es lo que no te contaron?
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