Sabes que hablo de la escuela, que me meto con el sistema educativo tradicional, que evoco a la educación como la única sanación de la Humanidad; una educación diferente a la que hemos tenido y seguimos manteniendo, para alcanzar resultados distintos a los que venimos sufriendo. Por que estarás de acuerdo conmigo en que no nos han criado para ser felices, para querernos a nosotros mismos y para no tenerle miedo al amor. Nos han educado justamente en lo contrario, en posponer la felicidad por un futuro estable o de éxito, en mirarnos al espejo y no ver más que complejos y exigencias de perfección, que no somos capaces de cumplir; nos han educado para desconfiar, para temer, para no dar.
Sí, me siento hipócrita cuando hablo de moverme de mi zona de confort y sigo ahí.
Llevo todos los días a mis peques a ese colegio que reproduce todo lo que no quiero. Tengo argumentos para seguir llevándoles, el cerebro es capaz de argumentarlo todo…
Soy una madre cómoda y cobarde… Cuando…
no estoy buscándome,
o inventando actividades paralelas a esa educación farsante,
y criando a mis hijos de la forma más consciente de que soy capaz,
mientas proyecto mis planes para acabar con todo.
Me hago fuerte,
y me niego a someterme a ser lo que no soy,
construyo alas para mí y para mi familia…
Quizás sea injusta conmigo misma y lo acertado sería darme una palmadita en el lomo y decirme: ‘Haces lo que puedes’, pero en ese caso sería tan tremendamente farsante que no sería capaz de dar la cara y decirlo abiertamente. Hay muchas cosas de las que no me enorgullezco, pero hay otras que me centran de tal manera en lo que quiero que solo puedo avanzar hacia ello…
Tengo novedades, pronto seré un poco menos hipócrita.
Este va de desahogo. Si eres una persona crítica seguro que has sentido algo así, ¿te ha pasado alguna vez?
Gracias por ser y por estar.